Yamaha TRX 850
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En su momento, cuando realizamos la prueba de la Motormaniaonline 390 Duke ABS os dijimos que era un tanto especial ya que valoraba muy seriamente que fuese mi próxima moto, después de haber tenido la última motocicleta de carretera allá por el 2007, cuando me decanté por usarlas sólo en circuito. No me convenció y por ello busqué una alternativa. Lógicamente y dado lo limitado de mi presupuesto, entraba en juego el mercado de segunda mano. No voy a negar que me hacía tilín la Gilera CX125 (qué le voy a hacer, siempre me ha gustado esa moto futurista adelantada a su tiempo), pero la descarté por motivos obvios tanto de mantenimiento como de fiabilidad. Además necesitaba algo con suficiente potencia como para tener reserva en el puño derecho y no ir siempre colgado de él. Yamaha TRX 850, la búsqueda La verdad es que no recuerdo muy bien cómo llegué a la conclusión de adquirir esta moto. Se me planteó comprar una Aprilia Tuono del 99 con 50.000 km e impecable, pero después de haber tenido una Super Duke y saber a veces cómo me lío a mi mismo por carreteras reviradas, preferí fijar una potencia máxima en los 100 cv y algo que en mantenimiento no fuese demasiado caro a pesar de que no la iba a usar demasiado. Empecé la búsqueda en concesionarios locales, a ver si tenían alguna moto que me hiciese tilín. Ya entonces sabía que no quería a ser posible algo común, si no me hubiese comprado una Honda VFR que cubría todas las expectativas y no la rompería ni queriendo (por algo aun circulan 75.000 por Europa de todas las generaciones). En uno vi una Yamaha TRX 850 completamente restaurada y pocos kilómetros, pero con demasiadas modificaciones y una decoración que no me acababa de convencer. De comprar algo anterior al año 2000 prefería que estuviese lo más original posible o bien que las modificaciones, en la parte de ciclo, fuesen poco llamativas y manteniendo en la medida de lo posible aquello que los ingenieros pusieron en la calle en su momento. Ampliando el radio de búsqueda apareció una en Burgos, relativamente cerca, y a buen precio pero con demasiados kilómetros: 60.000. En el lado bueno es que el vendedor aportaba facturas de todas las reparaciones y mantenimientos y la moto presentaba un aspecto impecable, de haber sido mimada durante mucho tiempo. Tenía modificaciones (que luego os contaré) pero eran las que yo considero lógicas y las que normalmente se le hace a este modelo para que, a día de hoy y 16 años después, pueda seguir circulando por la carretera y dar alguna alegría al cuerpo de vez en cuando. Así que una llamada, un par de dudas resueltas, un día para ir a verla y de regreso ya volvía montada en el carro siendo mía. Yamaha TRX 850, un poco de historia La Yamaha TRX 850 apareció en 1996. Fue la pionera de la que yo llamo la revolución de los dos cilindros en japón donde, cansados de ver como Ducati se hinchaba a vender motos deportivas bicilíndricas, ellos decidieron atacarles con sus mismas armas. La TRX 850 llegó en el 96 pero la Honda VTR1000F llegó al año siguiente conjuntamente con la Suzuki TL1000S, como podéis ver, motos que hoy en día tienen un aura especial (sobre todo las versiones deportivas como la Honda VTR1000R y la Suzuki TL1000R). Yamaha lo tenía fácil porque motor ya tenía. Allá por 1991 hizo crecer el motor de la Yamaha SuperTénéré, volviéndola asfáltica y presentando una auténtica revolución de moto: la Yamaha TDM 850. Tras un restyling en 1993, en 1996 cambió la configuración del calado del cigüeñal de 360 a 270 grados, presentando el primer motor crossplane (vamos, que lo de la M1 de MotoGP ya estaba inventado) que entregaba la potencia como un V-Twin pero en configuración de dos cilindros en línea. Y si te quieres parecer a la competencia (en este caso a Ducati) qué mejor motor que uno que suene y tenga un tacto a un bicilíndrico en V (o en "L" para hablar con propiedad). Dicho y hecho porque se fabricaron un chasis tipo trellis de acero, basculante como el de la Yamaha YZF750R pero sin refuerzos superiores, semicarenado basado en el de la Yamaha FZR 600 del 89 y acabaron teniendo una copia casi exacta de una Ducati 900 SS Nuda. No sé yo si lo querrían hacer tan parecida... Como veis la moto parece estar hecha de todo aquello que la marca de los diapasones tenía en las estanterías pero sin embargo, esto debería redundar en el precio final (no se habían desarrollados grandes partes de forma específica a excepción del chasis), pero no lo hizo. Y así una Yamaha TRX 850 costaba por aquel entonces lo mismo que una Yamaha YZF 1000R Thunderace de 145 cv en vez de su modelo más próximo en 4 cilindros, la YZF 600R Thundercat de unos más modestos 100 cv. Y claro, como hablábamos de finales de los años 90 paso lo mismo que con la Yamaha MT-03, habría que estar loco para pagar más por menos con lo que sus ventas fueron casi testimoniales y en España concretamente, casi pasó desapercibida siendo siempre una moto de esas raritas. Aunque al final el tiempo le ha dado la razón, y la Yamaha MT-07 con el mismo concepto se ha convertido en una superventas desde que llegó al mercado. Pero no fue la única que se equivocó de momento en las historia porque Honda con la VTR1000F y Suzuki con la TL1000S no se comieron tampoco un rosco y tuvieron que pasar bastantes años antes de que a los japoneses les dejase de escocer y sacasen un nuevo bicilíndrico al mercado. Yamaha TRX 850, características Pero ya está bien de contar historias de abuelo cebolleta y hablar de lo interesante, que son las características técnicas de la Yamaha TRX 850. Para empezar y como dijimos, su motor es un dos cilindros en paralelo DOHC de 5 válvulas por cilindro y 849 cc. No está para nada apretado y de aquella se hablaba de una potencia máxima de alrededor de 80 cv a 7.500 vueltas (con la zona roja a 8.000 revoluciones). El par máximo es de 85 Nm a 6.000 vueltas. Si buscamos una comparación con su hermana actual, la Yamaha MT-07, esta declara 74,8 cv y 68 Nm de par, pero con un peso mucho más inferior ya que sólo declara en báscula 179 kilos por los 202 kg de la TRX con todos los llenos. Aun así, para ser una moto desarrollada hace 18 años (en 1996), no está nada mal. Por supuesto su alimentación es por carburadores, dos Mikuni de 38 son los encargados de hacer una buena mezcla y que le podamos sacar partido a la caja de cambios de cinco velocidades. Embrague en baño de aceite por cable y un depósito de combustible de 18 litros. En cuanto a la parte de ciclo, aquí es donde la Yamaha TRX 850 de las fotos presenta más modificaciones. Para empezar, en España venía con pinzas Sumitomo en el tren delantero (aunque en otros lugares eran Brembo Serie Oro). En el modelo que nos ocupa, estas han sido reemplazadas por unas monoblock de Yamaha YZF-R6 del 2002. Así mismo la bomba de freno también es de YZF pero en este caso del una R1 del mismo año y en breve será cambiada por una radial de R6 del 2007. Siempre ha sido una moto que no podía alardear de una buena frenada aunque con el cambio de pastillas que le he hecho por unas EBC Double-H, esta ha ganado muchos enteros. La horquilla telescópica delantera ha sido hecha en su totalidad y cuenta con muelles, valvulería y aceite Öhlins. Aun así destaca sus posibilidades de regulación porque lo es en dos vías (precarga y compresión) y detrás en tres (precarga, compresión y extensión). Un lujo ahora pero no en aquella época. Los más observadores habrán visto que detrás no cuenta con el amortiguador de origen sino que hay un Öhlins de Yamaha YZF 750R, cuyo montaje es directo ya que como dijimos aprovecharon algunas partes. Es más, la horquilla de la YZF también se pueden montar directamente ya que la medida de la pipa de la dirección y las tijas también son idénticas a las de la deportiva. Para acabar y volviendo a los frenos, son de 298 mm mientras que el trasero es de 248 mm mordido por una pinza de simple pistón. En cuanto a las ruedas, monta neumáticos de 120/60 ZR17 delante y 160/60 ZR17 detrás por lo que a día de hoy, no hay problemas con escoger ruedas actuales incluso de corte deportivo. Los escapes tampoco son los que llevaba en aquella época de origen pero el resto está más o menos fiel a lo que su primer propietario compró allá por 1998 en Barcelona y que ahora descansa en un garaje del norte. Y ahora que sabéis tanto como yo de ella, seguro que estáis ansiosos de subir a ver cómo se comporta, ¿no? Continuará... Siguiente parte | Aquellas maravillosas motos: prueba Yamaha TRX 850 (conducción)
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