El otro día me hicieron llegar un enlace con una historia de esas que parecen increíbles. Pero al contrario de lo que podríamos pensar, sucedió realmente y sus protagonistas tienen nombre y apellido. Y además con ella se demuestra que, a veces, los motoristas estamos hechos de otra pasta.
Pongámonos en situación. Estamos inmersos en los ISDE de 1985 (los Seis días de Enduro) donde Toshiki Nishiyama, más conocido como Toshi, participa. Este japonés es uno de los pioneros del enduro en Japón y participó en varias ocasiones en la prueba además de ser el importador de KTM en Japón durante varios años.
Concretamente en esa edición, Toshi consiguió una meritoria medalla de bronce a lomos de una KTM 250 gracias, en parte, al apoyo de Marsimoto y del equipo oficial de la fábrica austriaca. Y por supuesto, de ese grupo de amigos que muchos tenemos cuando vamos a una carrera que ayudan lo que pueden pero, sobre todo, animan como locos.
Todas los días y antes de salir por la mañana del parque cerrado, Toshiki Nishiyama se arrodillaba frente a una bandera de Japón hecha con un trozo de cartón y que permanecía clavada al lado de su moto. Así día tras día hasta el sexto, cuando todo finalizó y las motos no volvieron al parque cerrado por lo que la bandera se quedó allí clavada.
Lo lógico es que cuando la organización retiró todo, la bandera hubiese desaparecido. Pero no fue el caso porque un español, Santi López, había visto todos los días el ritual de Toshi. Y en una muestra de profundo respeto y admiración, recogió la bandera y la guardó.
Treinta y un años después, Santi se la devolvía a Toshiki Nishiyama, que recuperaba así su bandera frente a la cual consiguió día tras día la fuerza necesaria para hacerse con la tercera posición. Sin duda, un imborrable recuerdo para ambos pilotos y un gesto que demuestra la grandeza de la gente en general y de este deporte en particular.
Vía | ISDE 1985