La noticia ya la sabíamos: Europa no es que quiera cargarse el sonido de las motos. Es que ya se lo ha cargado. Se acabaron con la nueva regulación, la EC 92.03. Acaba de ser aprobada y supone requisitos más estrictos contra la manipulación de los sistemas de escape. Adiós al dB-Killer.
Pero el análisis es algo más profundo, a medida que la entendemos e interiorizamos. Europa nos quiere quitar lo que más nos gusta a los moteros: la melodía, la canción, el sonido a escape. Y eso obligará al sector 'aftermarket' a reinventarse. Sí o sí, además. Por ley.
Las motos son cada vez menos ruidosas. Ya ni 'aftermarket'
La nueva regulación aprobada reducirá el problema de la contaminación acústica causada por los escapes irregulares e ilegales. A partir de ya, los fabricantes de sistemas de escape deberán cumplir con la legislación sobre ruido aplicable, y eso incluye la no posibilidad de intervención.
En otras palabras, adiós al dB-Killer porque precisamente es el objetivo de norma: prohibir extraer el silenciador de las motos. Y si por un casual a un fabricante se le ocurre hacerlo, su producto ha de ser destruido y no puede ser comercializado.
Hay que partir de una base: las motos nunca han sido racionales. Al menos no para una gran parte del espectro. ¿Acaso tiene sentido una deportiva para calle? ¿200 CV en carreteras de montaña? El espíritu motero siempre tuvo cierta parte descabellada; disparatada; ilógica; irrazonable incluso.
Los escapes eran parte de ello. Una especie de ritual: compras una moto, inmediatamente la cambias el escape nada más salir por la puerta del concesionario. Ya no es solo por lo de quitarle peso o una pizca de potencia; es por personalidad. Como si le dieses voz a la moto. Alma más bien.
Al César lo que es del César. Es verdad que la racionalidad se escapa y muchos escapes acaban sonando atronadores. Eso significa molestar, y mucho, a vecinos. Pero preciasmente para ello existen las multas, que no son precisamente leves para el que ande jugando con el dB-Killer. Y por experiencia, suelen caer.
El Reglamento número 92 de las Naciones Unidas pone un punto y aparte en todo este tema. Ahora los fabricantes y las empresas de escapes (que no son pocas, ni de lejos) han de buscar un equilibrio entre orden público y tradición; entre ruido y poco ruido, si es que eso es posible. La Euro 5+, a la vez, se ha cargado todavía un poco más el ruido de las motos, que ya son puro motor. Si ya no se puede sacar ni el dB-Killer para meter una moto de calle en circuito, por ejemplo.
Se tienen que reinventar. Porque si la gracia es que un escape haga ruido y ahora ya no puede hacer tanto, es un problema. Ya existen escapes con sistemas de válvulas inteligentes. Quizá una
Imágenes | Motorpasión Moto y Akrapovic
