Kawasaki Z900R por LaPerra Bikes Workshop, del olvido a las carreras de resistencia
El aura de una moto clásica siempre es especial, y más aún cuando no sólo vuelve a la vida, sino que se restaura con mucho encanto y se mejoran sus capacidades. Ese fue el objetivo de LaPerra Bikes Workshop, taller afincado en Fuengirola (Málaga), cuando tomaron una Kawasaki Z900 del año 1976 y decidieron que iba a ser su estrella en La Batalla de Clásicas que iba a celebrarse en el Circuito de Guadix.
No sólo debía ser una moto fabricada para quedar bien en las fotos, tenía que ser una moto que corriese, y que corriese bien. Así que dentro de esa apariencia restomod nos encontramos con un gran trabajo de ingeniería y puesta a punto que va mucho más allá de haber montado unas suspensiones más modernas. Un trabajo profundo y meticuloso en el que se ha invertido mucho tiempo y cariño.
Espíritu de competición
En la parte delantera nos encontramos con un híbrido entre componentes de Suzuki GSX-R 1991 y la horquilla y los frenos de una Kawasaki ZX-6R 2006. Detrás la donante del basculante y el amortiguador fue una Kawasaki Zephyr 750C.
Estos cambios producen un cambio de geometrías extremo al montar llantas con dos pulgadas menos delante y una pulgada menos detrás. Además de por estar fabricado en aluminio, la elección del tren trasero de Zephyr fue precisamente por montar un tensor de cadena excéntrico que permite cambiar la altura del eje.
Para poder soportar el aumento en la medida del neumático trasero (de 120/80-18 a 160/60-17) la transmisión final ha tenido que ser desplazada hacia el exterior con un piñón de ataque suplementado hecho a medida y aprovechando para equipar un kit con paso 530 en vez del 630 de origen. Para cada pieza fabricada en este trabajo se ha recurrido a aluminio ligero 7075 pensando en minimizar el peso.
No sólo se han cambiado unas piezas por otras, esta Kawasaki Z900R es un compendio de ingenio, trabajo bien hecho y muchas horas de cálculos
Mediante simulación por ordenador se buscó la geometría exacta que debían conseguir, y con los datos teóricos en la mano se pusieron manos a la obra para acortar el lanzamiento, reducir el avance y aproximar el eje trasero al piñón de ataque.
Pero estos no han sido los único cambios que ha sufrido el chasis, porque como buena máquina de competición la Z900 ha visto reforzada su estructura para minimizar la flexión en la pipa de dirección, la espina central que discurre sobre el motor, la cuna y el punto de anclaje con el basculante.
Décadas de juventud
Para mejorar aún más el rendimiento en pista se ha montado un amotiguador de dirección Öhlins sobre la tija inferior y un manillar TRW Superbike para mantener toda la moto bajo control en pista.
Aunque esta Z900R es una moto de carreras, no se le han apretado las tuercas al motor pensando en su uso en pruebas de resistencia. No obstante, sí que fue convenientemente desmontado y revisado, se ha rectificado la culata (lo que ha aumentado la compresión), se han montado carburadores de mayor caudal Mikuni Mic VM28SS, sustitución de válvulas, asientos rectificados, casquillos nuevos en los árboles de levas, cadena y tensor de distribución nuevos y un juego completo de retenes y juntas. Todo verificado para una fiabilidad máxima.
El apartado electrónico se ha reforzado con un encendido DYNA2000 de Dynatek, cables de silicona NGK y bobinas de 3 ohmios. Para rematar el trabajo hecho en el motor, el cuatro cilindros respira a través de un Yoshimura 4 en 1 modificado, y en el embrague se ha utilizado un kit EBC con discos de Kevlar para aguantar el uso intensivo.
Los frenos son una mezcla muy peculiar. Como los discos originales de la Kawasaki ZX-6R eran de 300 mm y los nuevos son de 320 se han tenido que suplementar las pinzas radiales Tokico para que mordieran en su sitio. La fuerza es enviada por una bomba radial Nissin y la fricción se efectúa mediante pastillas EBC HH Extrem-Pro de carreras. Detrás la pinza de doble pistón está comandada por una bomba Brembo y ambos trenes trabajan a través de latiguillos metálicos.
Una vez sentados tras el manillar nos encontramos con un cuadro reducido a la mínima expresión: sólo un cuentarevoluciones y un indicador de presión de aceite que nos informará en caso de que algo vaya mal en el circuito que ahora monta un radiador de aceite con by-pass hecho a medida.
Para acabar, la pisada del piloto se hace sobre unas adaptación que monta estribos de Aprilia RSV Mille, mientras que la pisada moto se confía a unos slicks Continental ContiRaceAttackEndurance.
Exteriormente la carrocería se ha tomado de una Kawasaki KZ750 de 1981 convenientemente adaptada y sujetada con tornillos de cuarto de vuelta. El depósito de gasolina se ha modificado y adaptado para alojar dos bocas de llenado con tapón rápido para unos pasos por boxes fulgurantes.
A excepción del tapizado del asiento hecho a medida, todo el trabajo de pintura y rotulación ha corrido a cargo del propio taller de LaPerra Bikes Workshop. Sin duda, el remate perfecto para un trabajo del que todos deberíamos estar orgullosos.