La imaginación es infinita... y la habilidad de algunos artesanos del metal también lo es. Esta monstruosidad que te traemos hoy se llama Gangrena y es una moto que podría situarse a medio camino entre las sagas de 'Mad Max' en el cine y 'Fallout' en los videojuegos.
Tomando como punto de partida un motor de ocho cilindros en uve de un Lexus con transmisión automática, el taller Moto Nexus ha fabricado una de las monturas más excesivas que hayamos visto jamás.
La distopía hecha moto tenía que pasar en Rusia
Posiblemente cuando en 1997 se lanzó el primer 'Fallout' nadie se esperaba que fuera a cambiar tanto el panorama de los videojuegos. Aquel pequeño juego de rol que tomaba el relevo a 'Diablo' (1996) y 'Wastedland' (1988) se ha convertido en una prolífica saga con grotescamente inmensos mundos abiertos devastados por el apocalipsis nuclear y el mantra "la guerra no cambia nunca".
Los devotos/fanáticos/aficionados a la franquicia nos contamos por millones en todo el mundo y su calado condiciona otros aspectos tan variopintos como los que acostumbramos a tratar por aquí. Sí, 'Fallout' también llega al mundo de la moto. O bueno... más o menos.
Este verano apareció una moto extraña, enorme y grotesca que dejó a los habitantes de Yakaterinburg, Rusia, con una mueca a medio camino entre la sorpresa y el susto. La moto parecía haber sido producto más de la necesidad de un futuro distópico que del ocio de un especialista con mucho tiempo libre, más aun viendo el casco de su piloto, una simulación de uno de los cascos de las servoarmaduras del 'Fallout'.
Bautizada como Гангрена (Gangrena), esta bestialidad es la creación de Artem Boldyrev y su amigo Kostya, dos rusos que han llevado el cosplay relacionado con 'Fallout' hasta el extremo con la elaboración de una máquina que, sinceramente, no sabemos si fascina u horroriza, o las dos cosas a partes iguales.
El corazón de la máquina no es un motor nuclear como habría sido en el imaginario de 'Fallout', es un motor de ocho cilindros en uve con 300 CV de potencia procedente de un Lexus, del que también se ha mantenido la transmisión automática para llevar la fuerza hasta una rueda trasera de 360 mm de ancho. Sí, el dato es correcto, 120 mm más que el de una Ducati Diavel.
Para hacernos una idea de lo exagerada que es esta moto, la transmisión final es por cadena, pero por dos cadenas. A cada lado del basculante trasero que simula carecer de suspensión se colocan sendas cadenas para mover el enorme neumático trasero sin que el par motor del propulsor torciese la rueda... o el basculante.
Entre la potencia del motor y un peso entre 600 y 750 kg (no han podido pesarla aún), las fuerzas a las que tiene que enfrentarse el conjunto son desconocidas en una moto convencional. El único problema que tuvieron a la hora de fabricar la Gangrena fue quedarse en un conjunto de menos de 3 metros de largo en total para, ríete de nuestra ITV, que fuera legal para poder utilizarse en carretera.
Para conseguir que fuera una moto lo suficientemente corta (¡ja!) tuvieron que diseñar una robustísima horquilla delantera de paralelogramo deformable con un doble amortiguador. Cualquier horquilla convencional obligaba a colocar la rueda mucho más adelante.
Sus creadores dicen que dentro de su aspecto antipático se trata de una moto cómoda para viajar, por lo que están planeando para el próximo verano una ruta entre su localidad, Ufa, y Vladivostok; un viaje de casi 8.000 km... siempre y cuando consigan hacer toda la documentación necesaria, un proceso que iniciarán en primavera y que esperan completar en unos pocos meses.
Fotos | © Proural.info