Triumph Bonneville T100

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La semana pasada tuvimos el privilegio de acudir junto a otras publicaciones especializadas a la presentación de la gama Classics de Triumph 2014. Sí, efectivamente, esos modelos ingleses que rememoran épocas pasadas en la que los bicilíndricos de Triumph eran como pequeños tesoros con los que batirte el cobre en cualquier carretera de las Islas Británicas o incluso al otro lado del charco. En Madrid nos estaban esperando toda la gama al completo con sus cuatro modelos míticos. A saber, las Triumph Bonneville, Boneville SE y Boneville T100; la Triumph Scrambler y la Triumph Thruxton. Todas fueron objeto de nuestras miradas indiscretas y, tras una breve charla en la que conocimos un poco más a fondo la historia de la marca centenaria (y sobre el que os prometemos un artículo en profundidad también), llegaba la hora de salir con ellas a carretera para una pequeña toma de contacto. Gama Classics de Triumph, tan iguales y tan diferentes a la vez Toda la gama Classics de Triumph comparten muchos elementos. Sin embargo, son los pequeños detalles los que hacen que cada una de ellas sea completamente diferente a las demás, tanto estéticamente como una vez en marcha por las largas líneas de asfalto. Su propulsor es común: el mítico bicilíndrico paralelo que decíamos, en este caso de 865 cc y con una potencia de entre 59 y 69 cv dependiendo del modelo en concreto que estemos hablando y una caja de cambios de cinco velocidades. Sus falsos carburadores esconden la inyección electrónica secuencial multipunto en su interior mientras que la refrigeración es por aire, con un pequeño radiador de aceite situado en la parte frontal. El chasis también lo comparte toda la gama: el sempiterno tubular de cuna formado por tubos de acero. En cuanto a la parte de ciclo, también muchas similitudes. Aquí la modernidad se abre camino para dar seguridad al conductor. Por ejemplo, horquilla Kayaba, o doble amortiguador trasero, freno de disco tanto delante como detrás, etc. Pero luego, cada modelo lleva sus propios matices que son los que consiguen, como decíamos, que no se parezcan la una a la otra cuando te encuentra a sus mandos. Triumph Bonneville T100, estilo sesentero al máximo Arrancamos la prueba con las Bonneville, en concreto con una que ya tuvimos la ocasión de probar de una forma particular hace algún tiempo. De nuevo bajo nuestras manos cayó la Triumph Bonneville T100 y su descarado estilo sesentero. Para este año cuenta con varios detalles que la distinguen de modelos anteriores. Por ejemplo, el asa para el pasajero viene cromada de serie, lo mismo que el cubrecadenas. El sonido de los escapes, de tipo cerbatana, ha sido mejorado y ahora suenan más vigorosos. Se ofrece en dos esquemas de color: negro jet/rojo cranberry y blanco cristal/dorado aurum. Y si queremos ser un poco más gamberros, podemos optar por la Triumph Bonneville T100 Black, en la que todo se apuesta al negro. El bloque motor, por ejemplo, lleva todas las aletas mecanizadas mientras que el color negro domina en los amortiguadores traseros, las tapas de motor, los retrovisores, el manillar, el aro de las llantas de radios, el tirante para el guardabarros delantero, el asa para el pasajero, el cubrecadenas. Y por supuesto, la carrocería es negra. Si nos paramos a ver los elementos diferenciadores de la Triumph Bonneville T100, tenemos varios. La potencia del motor en concreto es de 67 cv, que se consiguen a 7.500 vueltas con un par motor de 68 Nm a 5.800 revoluciones. Se trata del segundo motor más potente de la gama, solamente un caballo por debajo de la deportiva Thruxton de la que hablaremos más adelante. La horquilla Kayaba cuenta con barras de 41 mm y un recorrido útil de 120 mm. Detrás, el doble amortiguador, también KYB, es ajustable en precarga y su recorrido es de 100 mm en total. Están anclados a un basculante fabricado en acero de doble brazo. Las llantas son de radios, 19 pulgadas delante y neumático 100/90 por 17 pulgadas detrás con ruedas 130/80. De todas las Bonneville, esta es la única que lleva llantas de radios. La Bonnie viene con llantas de aleación de 17 pulgadas y siete radios, con neumáticos 110/70 y 130/70 y una distancia al suelo desde el asiento menor (740 mm por 775 mm). Esta menor altura y menor peso (cinco kilos menos, 225 kg frente a los 230 kg de la T100), hace que la Triumph Bonneville sean una de las opciones preferidas por el público femenino. Llegados aquí alguno me diréis: ¿y la Triumph Bonneville SE? Pues no está ya este 2014 en el catálogo ya que el emblema metálico y la pintura bicolor están disponibles en la Bonnie normal y el tacómetro es opcional. También tienen elementos estéticos diferenciadores como el asiento, completamente plano en la T100. O la ausencia de los tradicionales apoyos para las rodillas de goma en los laterales del depósito de combustible. Los escapes también ya que en el caso de la Bonnie son de tipo megáfono y se reduce la cantidad de cromados por otras piezas en acabado negro, dándole a la moto un aspecto más sobrio. Por último en cuanto al apartado de frenos, aunque estemos hablando de motos con una estética retro, la seguridad está a la altura del siglo XXI. En concreto la Triumph Bonneville T100 equipa un freno de disco delantero de 310 mm mordido por una pinza flotante Nissin de dos pistones y otro freno de disco en la parte trasera de 255 mm con una pinza idéntica a la delantera. La instrumentación, como no podía ser de otra forma en una moto como esta, consta de una doble esfera analógica sobre cubiertas cromadas. En una de ellas, el velocímetro y una pantalla digital con lo imprescindible: totalizador, parciales y hora. La otra queda reservada para las revoluciones y los testigos tradicionales en todas las motocicletas. Ahora que ya hemos retrocedido casi sin querer 50 años, os invitamos a que mañana subáis con nosotros a dar una pequeña vuelta por Madrid sobre la Triumph Bonneville T100. ¿Estáis preparados? Continuará... Siguiente parte | Triumph Bonneville T100, toma de contacto (ciudad, carretera, ficha técnica y galería)

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