
De rollo retro Royal Enfield sabe bastante. Hace poco hemos podido probar la Classic 650; ahora le toca el turno a su prima más gamberra y desenfadada: la Royal Enfield Bear 650.
Una moto bonita con una bonita historia detrás. Una moto que no solo es pintona, sino que también es solvente y divertida, además de convertirse en uno de los modelos más completos de la firma, por un precio que sigue siendo ajustado: menos de 8.000 euros.
Royal Enfield Bear 650: un pedacito de historia
Cómo hacer un catálogo basado únicamente en motos clásicas. Eso es lo que está haciendo Royal Enfield, una marca que pasó de estar completamente desaparecida en nuestro mercado a ofrecernos un total de 12 motos diferentes en la actualidad.
La última en llegar es esta Royal Enfield Bear 650 que te traemos hoy, y tampoco es una casualidad su llegada. Solo era una cuestión de tiempo que una marca sacara provecho a una plataforma más que probada y polivalente y a su legado.
Durante la primera mitad del siglo XX en Royal coquetearon levemente con el mundo del offroad. Aparte de algunas modificaciones realizadas por los fanáticos de la marca también lanzaron oficialmente modelos de competición de tipo scrambler y una moto de Motocross de 250 cc.
Fue la gesta de un pequeño héroe por entonces anónimo la que desató el entusiasmo por el segmento scrambler. En 1960 un joven de 16 años llamado Eddie Mulder cogió una Royal Enfield que tenía por casa, modificada por Mel Dinesen y ganando contra todo pronóstico la Big Bear Run.
Era una carrera en la que nadie daba un duro por Mulder. Una prueba offroad durísima que en aquellos tiempos era de las más prestigiosas y célebres del país. Salió, se cayó, partió una estribera, remontó y ganó.
Hoy, en su honor y bajo la presencia del propio Mulder, Royal Enfield lanzó la Bear 650 que en su decoración más elaborada luce orgullosísima el dorsal 249 que portaba Eddie en su moto de carreras.
Estilo clásico, aspecto duro
Tomando como punto de partida la base mecánica de la Interceptor, esta nueva Bear 650 luce como una moto imponente, de aspecto robusto y dimensiones relativamente grandes, aunque sin llegar a asustar a un público muy amplio. Su objetivo es ser atractiva y accesible para cuantos más, mejor.
El asiento está colocado a 830 mm del suelo que no es excesivamente alto, aunque su anchura deja un arco de las piernas un tanto abierto y con 170 cm de altura no es de las motos que mejor llego al suelo.
Alrededor de este precioso asiento plano con costuras transversales y unido a un depósito de 17 litros de formas muy redondeadas gira todo el diseño de la moto. Marcan una línea horizontal bajo la que descubrimos el chasis y el motor de la Bear 650.
Tienen un aspecto clásico muy, muy conseguido. El bastidor de tubo de acero al aire es el pentagrama sobre el que se colocan las notas de las suspensiones, ruedas, luces y la más dominante: un motor refrigerado por aire/aceite pintado casi por completo en negro y resaltando con orgullo esos aletines que huelen a puro retro.
Es un propulsor bicilíndrico en paralelo de 648 cc con una relación de compresión baja (9,5:1) y unas cifras modestas pero suficientes: 47,4 CV a 7.150 rpm y 56,5 Nm a 5.150 rpm. Ideal para llevar con el carnet A2 y perfecto para aquellos que busquen una moto fiable y que no se sienta indomable.
La entrega de potencia es extremadamente lineal, con muchísimo par a bajas vueltas, un funcionamiento suave y mucha elasticidad. No destaca por su patada en altas, pero curiosamente y debido a la configuración de escape 2 en 1 en lugar de recurrir a una doble salida ofrece algo más de fuerza que el resto de modelos con el mismo motor.
La Interceptor ofrece 52 Nm, y la Bear sube hasta 56 Nm. Una respuesta más directa que también se acentúa con una corona trasera para la transmisión de 40 dientes (+3) para conseguir un desarrollo final más corto.
La respuesta es directa y más que suficiente para divertirse entre curvas, aunque sobre todo donde más partido vamos a sacar a esta moto es saliendo del asfalto o en esas carreteras rotísimas que unen pueblos perdidos en medio de ninguna parte.
Con respecto a la Interceptor 650 tenemos un conjunto 3 kg más ligero (214 kg) y con una altura libre al suelo 11 mm más amplia (184 mm) porque recurrimos a suspensiones de mayor recorrido.
De hecho el chasis ni siquiera es el mismo. Sí que originalmente parte del mismo bastidor de tubo de acero pero se ha reforzado en puntos clave como la pipa de la dirección, el larguero superior y el basculante. Además los soportes del escape y las estriberas del pasajero se han reubicado.
El material escogido para la Bear 650 está firmado por Showa, con una horquilla delantera invertida SF-BPF de 43 mm de diámetro y un doble amortiguador trasero. Los recorridos son de 130 y 115 mm, y su funcionamiento es el que te esperas para una moto de este tipo: un primer tramo blando y confortable que se endurece progresivamente.
Cumplen su función y permiten un comportamiento en curva razonable, con ciertos movimientos en apoyos más o menos fuertes. Algo que está condicionado por un centro de gravedad alto y posiblemente por los neumáticos mixtos de la marca india MRF que en las condiciones de frío que hemos hecho la prueba nos han dejado con la sensación de que podrían agarrar mejor.
Para los frenos tenemos un conjunto con un disco delantero de 320 mm mordido por una pinza de dos pistones y un disco de 270 mm detrás mordido por una pinza de pistón simple. Ambos cuentan con ABS desconectable en el eje trasero.
Su rendimiento me ha parecido acorde para el propósito de esta moto, con un mordiente dosificable y un primer tramo suave, bien puesto a punto especialmente para aquellos que vayan a utilizar la Bear 650 en pistas de tierra y deseen mantenerse lejos de los bloqueos en frenadas.
Cómoda, resolutiva y muy pintona
En el apartado ergonómico nos encontramos con una moto que juega bien su papel como moto para todo, y en especial para lucirse en cada detalle. Destaca un cuadro de mandos con una esfera digital TFT con conectividad para smartphone.
Sus indicadores son claros y visualmente muy atractivo, solo echo en falta algunas leyendas más grandes para una mejor lectura en algunos casos. También puede incluir navegación integrada con Google Maps y compatibilidad con la app de Royal Enfield.
Las piñas de luces tienen un aspecto sobresaliente con unas piñas de aluminio terminadas en negro con unos mandos redondeados de aspecto clásico. Me ha gustado el detalle de las manetas regulables de serie. No me ha gustado tanto el tacto ligeramente plasticoso de algunos mandos.
La postura es muy cómoda con las estriberas bajas y nada retrasadas, un asiento amplio y con buen mullido y un manillar muy ancho que cae en una postura natural. Ni muy alto ni muy retrasado. Al contrario, me ha parecido que estaba colocado de serie ligeramente adelantado para favorecer una postura de pie que mejoraría al girarlo unos grados hacia atrás.
El grupo de ópticas me ha parecido muy bien resuelto con unos grupos delantero y trasero redondos que le quedan de lujo al estilo scrambler de la Bear 650 y que en esta ocasión recurren a tecnología totalmente LED. Intermitentes incluidos.
Royal Enfield Bear 650: el mundo scrambler desde 7.387 euros
Y no podemos terminar de hablar de la estética sin hablar de los colores. La gama cromática que ha escogido Royal Enfield para la Bear 650 hay que reconocer que está muy conseguida en cualquiera de las tres opciones disponibles.
La Petrol Green combina un verde oscuro profundo con detalles en rojo que se extienden a los bordes de las llantas. La Golden Shadow utiliza el negro como color principal con detalles en gris y la horquilla con las barras doradas. Por último la Two Four Nine es la más elaborada de las tres, con chasis pintado en verde y depósito en crema recorrido por la bandera a cuadros típica de las carreras y el dorsal 249 de Eddie Mulder.
Sus precios son de 7.387, 7.487 y 7.587 euros respectivamente, un precio interesante si tenemos en cuenta que por posicionamiento viene a colocarse en el rango de acción de las Fantic Caballero 700 (9.990 euros), Yamaha XSR700 (8.499 euros), Ducati Scrambler (11.690 euros) o Husqvarna Svartpilen 801 (10.499 euros).
Royal Enfield Bear 650 2025 - Valoración
6,6
A favor
- Estética gamberra
- Tacto de moto dura
- Polivalencia
- Precio razonable
En contra
- Algunas vibraciones
- Asiento ancho
- Tacto de mandos mejorable
Si la Classic 650 era la sublimación del estilo retro, la Royal Enfield Bear 650 toma el mismo punto de partida y se lo lleva al terreno canallita con un rollazo scrambler muy chulo.
Estéticamente es un moto llamativa, y en marcha es una moto efectiva. Cumple con lo que promete: una buena compañera para el carnet A2 destinada a quienes priman el diseño y un precio ajustado, pero sin renunciar tampoco a modernidades como un cuadro digital.
Por lo demás, cero electrónica más allá del ABS desconectable en la rueda trasera. Un acierto por parte de la marca.
Royal Enfield Bear 650 2025 - Ficha técnica
motor |
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Tipo |
Bicilíndrico en paralelo |
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Cilindrada |
648 cc |
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Potencia máxima |
47,4 CV a 7.150 rpm |
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Par motor |
56,5 Nm a 5.150 rpm |
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Diámetro x carrera |
78 x 67,8 mm |
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Inyección |
Inyección de combustible electrónica |
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Transmisión |
Seis velocidades |
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Transmisión final |
Cadena |
CHASIS |
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Tipo |
Estructura tubular de acero |
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Suspensión delantera |
Horquilla invertida de 43 mm, 130 mm de recorrido |
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Suspensión trasera |
Doble amortiguador, 115 mm de recorrido |
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Freno delantero |
Disco de 320 mm con pinza de dos pistones, ABS |
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Freno trasero |
Disco de 270 mm con pinza de dos pistones, ABS |
DIMENSIONES Y PESOS |
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Peso en orden de marcha |
214 kg |
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Avance |
N/D |
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Lanzamiento |
N/D |
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Longitud |
2.216 mm |
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Anchura |
855 mm |
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Altura |
1.160 mm |
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Altura del asiento |
830 mm |
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Distancia entre ejes |
1.460 mm |
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Depósito |
13,7 litros |
PRECIO |
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Desde 7.387 euros |
Los gastos asociados a esta toma de contacto han sido asumidos por la marca. Para más información, consulta nuestra guía de relaciones con empresas. El equipamiento utilizado durante la prueba ha sido: casco Arai RX-7V Evo, cazadora Spidi Rebel, pantalones Alpinestars Copper V2 Plus Denim, guantes Alpinestars Hyde XT Drystar XF y botas Alpinestars Chrome Drystar.