
Los cascos de moto retro molan. Pero solo los que lo parecen, porque si realmente son retro y tienen muchos años, estás incurriendo en una gravísima temeridad. ¿Por qué? Porque los cascos de moto tienen fecha de caducidad. Y más te vale no saltártela.
Pero no es algo que le ocurra simplemente a los cascos; también pasa con prácticamente todos los artículos y accesorios de equipamiento para el motorista. Ahora veremos el motivo, pero con el paso del tiempo, pierden sus propiedades y por tanto, su eficacia para proteger. No lo quieras comprobar en caso de accidente.
Miles de cascos y solo una cabeza
Hay motoristas que llevan montando con la misma equipación desde hace décadas. Esa chaqueta tan molona, pero con unos cuantos trienios encima. O ese casco réplica de algún piloto de hace veinte años. Error garrafal porque tanto como las protecciones de las equipaciones como los cascos tienen fecha de caducidad. Y seguridad ante que gusto.
La mayoría de fabricantes, y esto depende de la marca, ubica el período de vida útil de un casco entre los tres y los ocho años de vida. Esto es una regla universal: cuanto más caros, más duran. ¿Por qué? Porque depende de los materiales con los que está hecho; y cuanto más caros, mejores.
Ahora bien, todo depende del material de construcción, y esto no es una ciencia exacta porque en la jugada también entran otros factores como el uso, condiciones de almacenamiento, limpieza y cuidado. Ya puedes imaginar que, cuanto más conservador seas con esas cuatro variables, más durarán.
Sobre los materiales de construcción del casco. Vamos a hacer tres distinciones, que no siendo matemáticas, son generales. Los de policarbonato y materiales plásticos son los que menos duran, entre tres y cinco años.
Luego están los cascos de fibra, como los fabricados en fibra de vidrio, policarbonato o carbono. Estos son de los mejores (pero no los mejores), pudiendo llegar a durar hasta unos ocho años aproximadamente.
Los más caros, los más top, los que se utilizan en MotoGP son aquellos con compuestos tricomposite que mezclan la fibra de vidrio, el carbono y el Kevlar. Estos son los que más duran: hasta diez años.
En cualquiera de estos cascos, ninguno durará hasta la eternidad. Hay un proceso de descomposición de los materiales, que van perdiendo sus propiedades con el paso de los años. Los polímeros (por ejemplo) se debilitan, los acolchados se deforman y hasta aparecen grietas en algunas partes internas.
Ojo a los golpes. Aquí tenemos que hablar por primera vez de SHARP, que es una organización dedicada a evaluar y calificar la seguridad de los cascos en todo el mundo. Es la número uno. Tanto SHARP como SHOEI (el fabricante de cascos japonés que por ejemplo llevan Álex y Marc Márquez) recomiendan que, en caso de golpe, hay que reemplazar el casco "inmediatamente". Y un golpe implica tanto un accidente como que se te caiga al suelo.
Seguramente pocos lo vayan a hacer, pero es más importante entender las consecuencias. En caso de una simple caída del casco (de la mano al suelo, por ejemplo), este está diseñado para absorber la energía de un impacto fuerte durante un siniestro. Cualquier golpe, por simple que sea, dañará la calota exterior y el relleno, y fastidiará esa capacidad de absorción. Se pone como referencia un metro y medio de caída.
Ni hablar de los cascos de segunda mano. Sería una opción temeraria comprar un casco de segunda mano por este mismo motivo, pues raramente serás capaz de identificar cuándo ha sufrido una caída, por mínima que sea.
Imágenes | Arai, Shoei, Scorpion