Si hacéis un poco de memoria, estoy seguro que desde que tenéis uso de razón por alguna extraña razón hay motos que os tienen como hipnotizados, abducidos, magnetizados, en definitiva fascinados. Por poco tiempo que haya pasado desde la última vez que visteis la moto de vuestros sueños, se os vuelve a quedar cara de poker admirándola si vuelve a aparecer en vuestra vida. Es como una extraña atracción irrefrenable cada vez que os cruzáis en su camino. Este hechizo, está guardado en lo más oculto de vuestra mente y salta como un resorte de vez en cuando. Pues bien, sobre estas motos son sobre las que vamos a tratar en una serie de artículos especiales cada uno de los editores. Las motos o la moto de nuestros sueños. Aquellas motos que están más cerca de nuestro corazón que de lo que manda la razón y que por un motivo u otro siempre hemos deseado con todas nuestras fuerzas. Pasad y conoceréis las mías.
Honda NSR 75
Comencemos por el deseo más lejano en el tiempo. La típica moto que todos los muchachos de mi época añoramos en algún momento de nuestra adolescencia. Flamante como pocas, fue un nuevo golpe de autoridad de Honda a la competencia, fabricando una moto fiable y duradera con una estética de carreras y muy polivalente. Con su motor de 74cc y dos tiempos os podéis imaginar que sus bajos eran casi inexistentes, pero una vez que la mantenías arriba de vueltas te podías pasar un rato muy divertido. Incluso algunos se hacían con ellas auténticas excursiones por carretera de cientos de kilómetros. No importaba que tuviera un consumo elevado, ni que sus plásticos fueran algo frágiles o que ni siquiera tuviera luz de reserva, el caso es que era una moto con una estética muy bella para la época y además seguramente la primera moto de muchos, por lo que se convertiría para ellos en inolvidable.
Pese a ser un motor de dos tiempos, al disponer de depósito para el aceite, ella sola era capaz de realizar la mezcla necesaria. Te olvidabas para siempre de tener que comprar en cada gasolinera el tubo de aceite y mezclarlo en el propio depósito meando meneando lo que podías la moto entera. Más tarde vinieron réplicas del modelo NSR como la Repsol Carlos Cardus, o incluso Honda continuó la saga con modelos como la NS1, pero que queréis que os diga, la NSR 75cc II en color blanco y rojo ya se había apoderado de mi razón y es la primera moto que recuerdo como moto de mis sueños. Ciertamente ahora estando como está el mercado, podía hacerme con una de ellas a un precio razonable. La dificultad estaría en encontrar algo que estuviera medianamente cuidado, pero el problema sería otro. Meto una moto más en casa y tengo que salir yo por la puerta.
Suzuki DR Big 750 S
Avanzando más en mi memoria la siguiente moto que recuerdo como una de mis más deseadas, es la moto que mucho conocimos como “la del pico de pato”. Aquella Suzuki DR Big 750 S en los colores blanco y naranja presidía en forma de poster un lugar destacado en la pared de mi habitación. Y en su momento la decisión no era fácil ya que sus competidoras, la Honda Africa Twin o la Yamaha Super Teneré también eran objeto de deseo.
Pero quizás la estética diferenciadora de la DR Big con sus impresionantes depósitos, con dos bocas de llenado a los que había que dar de beber de manera compensada para no tener más peso en un lateral que en el otro. O ese gran mono cilíndrico que consumía aceite en cada salida de larga distancia, si la moto había sido mal mantenida o maltratada, no eran suficientes inconvenientes. Aun así era otra de las motos de mis sueños y al igual que la NSR 80 ahora es una de las motos que estaría a mi alcance si encontrara alguna en buen estado, incluso pienso que su época de revalorización va a llegarle en breve.
MV Agusta F4
Sinceramente, es una moto de la que no se mucho más de lo que he podido leer brevemente y tampoco me he preocupado en investigar sobre ella y su comportamiento. Pero si sé algo fundamental, y es que por alguna extraña razón siempre he deseado poder tener una. Imagino que su bella factura estética tendrá algo que ver, junto con su sonido, motor y ese puntito de exclusividad. Pero además he de confesar que la MV Agusta F4 que me gusta no es la del modelo actual MY13. La que realmente me gusta es la de toda la vida, con sus cuatro colas de escape saliendo debajo del colín y los colores de guerra típicos de MV Agusta con su faro delantero romboidal.
Además me da igual en 750cc o en 1000cc, y como os digo no hace falta que sea la edición limitada serie oro, o la Senna, o la Agostini, o la Tamburini edición especial. Es más, de todas estas yo me sigo inclinando por la normal el modelo S con su motor de diseño super cuadrado y su chasis multitubular de acero ligero. Así podría admirar esa obra de ingeniería en forma de basculante trasero.
Como veis estas son algunas de “las espinitas” que tengo clavadas en el corazón y que algún día serán mías, pero estoy deseando conocer cuál es la moto de vuestros sueños al igual que ya estoy deseando saber cuáles son las del siguiente compañero editor.