Es el fichaje, como mínimo, del lustro. Desde que Jorge Lorenzo dejó Yamaha por Ducati no había un terremoto que sacudiese MotoGP de esta forma. Marc Márquez pilotará una Ducati roja la próxima temporada, y cualquier buen fan de MotoGP ya se relame sobre lo que pueda ocurrir en ese duelo con Pecco Bagnaia en 2025.
Pero de fondo resuena un eco que está pasando algo más desapercibido, pero que es un reverso tenebroso del fichaje del año. La llegada de Marc Márquez a Ducati no es más que la demostración de que en MotoGP ya no se puede ganar si no pilotas la mejor moto. Incluso aunque te llames Marc Márquez.
Para Márquez habría sido más épico recuperar MotoGP ganando con KTM, pero es imposible
Parece que fue ayer cuando Valentino Rossi se bajó de una Honda que arrasaba para subirse a una Yamaha que no ganaba ni una carrera y se llevó el mundial de MotoGP a la primera. El tiempo pasa demasiado rápido. Para algunos, el gran mérito de Rossi fue demostrar que era el mejor piloto cambiando de la mejor a la peor moto y ganando igual. Pero eso hoy es irrepetible.
El camino de Márquez en la búsqueda del noveno título ha sido totalmente inverso. Se ha bajado de una Honda que era la peor moto de la parrilla para irse a la dominadora Ducati, y ni siquiera basta con una moto del año anterior. Tendrá que subirse a una Ducati roja pata negra totalmente actualizada para volver a ganar, o al menos intentarlo.
No, esto no habla de que Rossi haya sido más que Márquez. Habla de cómo ha cambiado MotoGP. Durante años, el '93' también ganó mundiales con una Honda bastante discutible, pero eso ahora es totalmente improbable. Para ganar el mundial de MotoGP es imprescindible tener la mejor moto, y eso ha lastrado el factor piloto.
Lo vemos también con Fabio Quartararo. Durante años, el francés era la gran promesa de MotoGP, y tocó el cielo ganando el mundial de 2021. Parecía el sucesor natural de Márquez, el heredero obligado, el único que le daba guerra al '93'. Pero la Yamaha se quedó descolgada y ahora para Quartararo ganar es imposible, ni siquiera una carrera.
Para Márquez hubiese sido mucho más épico subirse a una KTM o a una Aprilia y ganar allí el noveno, destruyendo el imperio Ducati. Pero no lo ha hecho porque él mismo sabe que eso ya es imposible. Ni siquiera con la segunda mejor moto se puede ganar MotoGP, y es algo que desgraciadamente puede padecer Pedro Acosta.
Veremos si perdiendo dos motos, Ducati es menos dominante en 2025. Pero hoy por hoy, solo se puede ganar MotoGP en una moto roja actualizada. Aunque seas Marc Márquez.