
En la vida, hay momentos difíciles. Momentos que llegan, que duelen, pero que se acabarán yendo. Uno de nuestros exponentes nacionales en esto de los viajes en moto está pasando por ese moto por un error tan circunstancial como garrafal: Soy Tribu, Agustín Ostos, ha metido su BMW F850GS en un río.
La aventura duele, pero entretiene (suponemos que ese es el objetivo final de su canal). Meter una moto en un río, sacarla en helicóptero y enfrentarse a una durísima avería puede ser la lección que nos regala Agustín a todos los motoristas viajeros.
Un viaje a Alaska en moto muy complicado
Soy Tribu es de esas personas a las que la sonrisa no se le apaga ni queriendo. Ni con su F850GS, la 'Superonova' que él apoda, llena de agua hasta el motor, literalmente. El extremeño estaba viajando camino a Alaska, hasta que paró a comer un taco un pueblo canadiense llamado Telkwa.
Allí, Tribu conoció a Patricia, que le invitó a pasar la noche en casa. Le hablaron de una ruta preciosa en moto, que a Agustín pareció gustarle. Allí que fue, dispuesto a todo. En un determinado momento, se encontró en un "punto de no retorno. Lo que me obligó a tomar una de las decisiones más absurdas de mi vida", cuenta en su último vlog.
Breve pero evidente inciso que él mismo se recuerda: la F850GS no es una lancha. Pero a veces, en moto, y en la vida en general, tomas una decisión. La llevas a cabo. Y la lías. Tribu la lió: recorrió 50 metros con la GS por un riachuelo. Inundó la moto hasta prácticamente el motor.
Y ya no hubo salvación. Lo único que le quedó a Tribu fue sacar su moto en un helicóptero al día siguiente por el módico precio de 1.000 dólares. El rescate épico consistió en sacar de allí a la GS envuelta en una red gigante. Ni una película de Tom Cruise que hasta el piloto del helicóptero le confirma: "Es la primera vez que rescatamos una moto. Generalmente no llegan motos donde estabas", le dice.
Después del rescate épico llega la segunda parte de la película: intentar salvar la moto de todo el agua que había engullido. Y esto puede ser una lección para todos los lectores: moto y agua, mal. Asesorado por amigos mecánicos para limpiar la moto de agua, y probar suerte: la primera, más arriesgada, consistía en enderezar la moto, cargar la batería e intentar encenderla para que expulsara el agua por sí sola; la segunda, más segura, implicaba desmontar las bujías para permitir que el agua saliera del cilindro antes de intentar arrancar el motor.
Optaron por la opción más prudente. Desmontaron la moto, extrajeron las bujías, purgaron el agua acumulada y siguieron un meticuloso "decálogo" mecánico que incluía revisar batería, chispa, inyectores, filtro de aire y más. Horas de trabajo y desmontaje solo para ver como la moto no volvía a arrancar. De momento.
Mucho se teme Agustín que la posibilidad de completar el último tramo de su viaje a Alaska no sea con la Supernova es muy real. Aún así, apagar la sonrisa al aventurero español es cosa difícil. Él es más de quedarse con la lección aprendida.
Aunque casi es más reflexivo el comentario de un suscriptor, que comparó la experiencia de Agustín con la paradoja del barco de Teseo, reflexionando sobre cómo la identidad no reside en las partes materiales, sino en el propósito que las une. Así como el barco siguió siendo el de Teseo pese a sus reemplazos, Agustín y su espíritu aventurero trascienden los vehículos que usa (ya sea moto, barco, Jeep o helicóptero) porque su verdadera esencia está en la pasión por explorar, no en los medios.
Imágenes | Soy Tribu