Las motos eléctricas son un tema controvertido entre el colectivo motero. Hay quienes son acérrimos defensores de ellas, y otros que no las quieren ver en pintura. Realmente, y en términos mundanales, ¿qué separa al motero de toda la vida de una moto eléctrica?
Pues alguien ha hecho un estudio, y hay ciertas conclusiones comunes, digamos. Cierto número de motoristas están de acuerdo en cinco puntos concretos sobre lo que no transmiten las motos eléctricas, y son estas.
Gasolina, ruido, vibraciones, precio... Por esto el 60% prefieren motos de combustión
Japón es un país muy motero. De allí nacen muchos de los sueños en forma de superbike o naked. Hay cerca de diez millones y medio de motos registradas y en uso para 125 millones de habitantes. Para hacernos la idea, España tiene 4.000.000 para casi 48 millones de habitantes.
En el país nipón, la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Japón hizo un sondeo imparcial para comprobar y otear el mercado eléctrico. Llegaron a cinco conclusiones y un dato bastante premonitorio: el 60% de los motociclistas respondieron no querer una moto eléctrica.
Hay cinco motivos en los que todos parecen querer concordar y que no gustan. La primera, las sensaciones. Ruido, vibraciones del motor, sonido del escape... Para algunos puede ser una ventaja, pero para la mayoría el ruido de un escape, el ruido mecánico y el motor es algo pasional que necesitan sentir en una moto.
De hecho, el 22% de los encuestados aseveraron que las eléctricas "no tienen personalidad y que es un medio de transporte".
La autonomía es la que es, y eso limita a muchos motoristas a hacer rutas largas. Más bien no es la autonomía, sino el tiempo de recarga y la lentitud de los puntos de carga, que no son tan comunes como las gasolineras. Si montas en moto eléctrica, has de tener cierto grado de tolerancia, porque esto es algo innegociable por las limitaciones de la industria, por el momento.
El peso de la moto eléctrica también ha sido uno de los puntos criticados por los motoristas. El problema no es la moto en sí, sino las pesadas baterías que aumentan en unos cuantos kilos a sus rivales de combustión. Esto acaba perturbando a la autonomía, especialmente si buscas hacer viajes a velocidad de crucero.
El precio de las motos eléctricas fue otra de las cosas que no gusta de ellas. De hecho, muchos dijeron que por el precio de una eléctrica se compraban una de combustión equivalente a una cilindrada y potencia superior.
No todo es malo. Entre los beneficios que manifestaron los que quieren comprar una (cerca del 12%) se encuentran el precio de compra más barato, la facilidad de cargarla en casa y no pasar por una gasolinera y el respeto al medioambiente.
Es un hecho que la industria eléctrica necesita evolucionar. Para algunas de estas propuestas ciertas marcas ya han hecho sus propuestas, como escapes simulados y hasta cambios de marcha simulados (pero irreales). Lo que está claro es que hay una parte muy grande del público motero que está apegado a la combustión. Aquí y en Japón.