Estos días se está viralizando en las redes sociales el vídeo de un vigilante de seguridad que fue más allá de sus funciones y se dejó llevar por su pasión motera, dedicándose a encender e incluso rodar con la moto dentro del concesionario.
La empresa para la que trabajaba, un concesionario oficial de Yamaha en Perú, lejos de regañarle por su actitud, decidió recompensarle por su entusiasmo y afición a las motos.
Probando una Yamaha R125 en pleno turno de trabajo
Durante el turno de noche y la tienda completamente vacía, el vigilante, que pareció olvidarse de que en la propia tienda que vigilaba había cámaras, se acerca a la moto de exposición con cierto entusiasmo, e incluso se atreve a encenderla.
No duda en subirse a la Yamaha R125 y se toma su tiempo, comprobando cómo le queda de talla, menea la dirección… Desde luego parece exaltado por el hecho de subirse a la moto de exhibición.
Ni corto ni perezoso, en la última parte del vídeo, y aprovechando que la tienda está cerrada al público, engrana primera, suelta embrague… Y se dispone a dar una vuelta por el local con la moto. Tan surrealista como cierto y documentado.
No le lleva ni diez segundos dar la vuelta al local con ella. Como si no hubiese pasado nada, la aparca en la misma posición en la que estaba, se guarda la llave en el bolsillo de la camisa del uniforme e incluso se despide de ella con la mano. ¡Y para no dejar huellas del ‘crimen’, finalmente pasa la fregona por todo el local!
Un final feliz para el vigilante
Como es natural, el vídeo, que ya acumula más de 500 mil visualizaciones, atesora todo tipo de comentarios en el cajón. Desde los que alaban su actitud por ser un verdadero fanático de las dos ruedas: “Lleva la pasión dentro”, o, “yo hubiera hecho lo mismo”, hasta los que no dudan en criticarle: “Al día siguiente, despedido”.
Pues bien, lejos de tomarse a mal la acción, Yamaha decidió premiar la pasión del vigilante. Según los diarios locales, en la presentación del modelo R15 ABS, el responsable aprovechó el turno para comentar el hecho ante la presencia del propio Jorge, que es como se llama el protagonista viral.
Ante su estupefacción y miedo, le invitaron a subir al stand donde se estaba presentando la moto. “Yo pensé que cuando me estaban llamando era por algo malo”, dijo Jorge. Pero no. La sorpresa era otra, y muy diferente.
Y es que la marca de los diapasones en el país decidió regalarle a Jorge unas cuantas clases de pilotaje profesional, así como un préstamo para comprar una motocicleta. Un vídeo que terminó en final feliz.