Desde que vi la aventura de Jamie Robinson con aquella Yamaha del 79 le he seguido prácticamente a diario para no perderme ninguna de esas cosas que sólo la gente que vive la moto es capaz de hacer. Siguiendo sus pasos es cómo llegué hará un par de días a uno de los preparadores más importantes de la costa este de Estados Unidos; Gregg’s Customs. Entre sus muchas y espectaculares preparaciones me fijé concretamente en el trabajo que realizaron por encargo de Suzuki por motivo del décimo aniversario de la salida al mercado de la Suzuki Hayabusa y que sería presentado en el Gran Premio de Laguna Seca.
Desde que viéramos por primera vez la sport-turismo de 1300cc de la fábrica japonesa ha venido forjándose la fama de ser, símplemente; la moto. No en cuanto a su polivalencia o a su comodidad sino a la pura velocidad punta. Tratada como si fuera una bestia indomable su nombre ha sido durante años el sinónimo de turbos, drag races o del mítico loco de la carretera; Ghost Rider. Pero si arrancar las pegatinas de una R1 en una recta no era suficiente decenas de montajes llegaron a la red intentando dar una imagen más agresiva. Y, eso, es precisamente lo que hicieron con esta transformación.
Dar esa imagen deportiva y agresiva que estaba caracterizando las GSXR’s de la época. Porque, queramos o no, la Hayabusa no deja de ser la GSXR 1300. Por ello Gregg tomó el colín de la superbike de la familia y lo injertó en las lineas de la últimas de las versiones de la moto. Como si se tratase de dar el espíritu salvaje que de verdad guarda debajo del carenado.
Si habéis coincidido alguna vez con una de estas máquinas por una carretera de curvas o en circuito os habréis dado cuenta de que sus escapes tienden a acercarse peligrosamente al suelo, de hecho, muchos de ellos acaban limados por los más macarrillas, cariñosamente hablando. Así que, aparte del basculante monobrazo tubular, el colín de GSXR o el 240 trasero que monta, se ha sustituido la doble salida por un pequeño y disimulado escape artesano que deja que veamos una bella llanta trasera de diez radios.
En definitiva, consiguieron hacer la Hayabusa radical que mucho habían soñado apartándola de la parte “turismo” y tranquila de la que también puede hacer gala.
Vía | Gregg’s Customs
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