Tras la magnífica sensación que nos dio ayer el Kawasaki J300, encaramos hacia la autopista con una sonrisa debajo del casco. Es hora de que la pongamos a velocidad sostenida y veamos como se desenvuelve en bañeras a alta velocidad, juntas de dilatación y tiradas de varios kilómetros a ritmo elevado.
La primera sensación es buena, al igual que en carretera. Se siente noble y para nada nerviosa. Únicamente ligeros movimientos del tren delantero dan en determinadas situaciones una pequeña imprecisión a la trazada pero que no nos limita en ningún momento a afrontar con decisión zonas de asfalto irregular o hundido. Detrás y para mi gusto, como dije ayer, un click más duro pero muy equilibrado.
Kawasaki J300: la altura del piloto y la aerodinámica
Tanto la vista lateral del Kawasaki J300 como la impresión cuando nos ponemos a sus mandos es que la pantalla delantera es un poco baja con el fin de enfatizar la estampa deportiva. Sin embargo, a la hora de la verdad protege más de lo que parece para un conductor de talla media.
Si andas por el 1'90, en autopista echaras un poco en falta algo más de protección, y acabarás circulando con la cabeza ligeramente baja y el cuerpo algo inclinado hacia adelante. Lo bueno es que no he notado ningún rebufo extraño ni similar por lo que a pesar de que el aire se desvía hacia el casco, este no se mueve al estilo de la cabeza de Dani Pedrosa en la recta de Mugello. En caso necesario, Kawasaki comercializa una pantalla más alta y con una mayor protección para los hombros por 136 euros.
Es interesante comentar como dije ayer, la potencia del motor, su capacidad de recuperación y la velocidad punta. Aunque en este caso y tomando como referencia el tráfico que tenía alrededor y mi experiencia en esa carretera, quizás la aguja es un poco optimista.
Hoy en día la gente circula, concienciados por las multas de la DGT y el consumo, más despacio que hace años. Yo siempre circulo de marcador a 130 km/h porque en todos los vehículos, la velocidad real está muy próxima a los 120 km/h. Sin embargo, a esa velocidad no había tanta diferencia entre mi velocidad y la de los vehículos. Pero es una sensación completamente subjetiva y que no he podido constatar mediante GPS.
De nuevo los frenos aprueba con buena nota. Si de repente por delante deciden hacer el María Jesús y su acordeón no hay de qué preocuparse porque podrás detenerte con tranquilidad. Bueno, siempre que te acuerdes de la distancia de seguridad con el de delante.
Por cierto, ¿vamos a poner en apuros al pasajero?
Kawasaki J300, agarra-DOS
Como os comentaba ayer, en una parte del recorrido casi dejo a mi pasajero sentado en el suelo en un momento de despiste. Si decides salir a fondo, tu acompañante deberá agarrarse con fuerza a las asas. Éstas cuentan con una buena ubicación además de una gran zona para agarrarse, independientemente de si te gusta llevar los brazos más adelantados o más atrasados.
Otro detalle de buen gusto ha sido prescindir de los reposapiés del pasajero integrados en la plataforma y colocar otros dos en su lugar plegables a imagen y semejanza de los de una moto. Con ello conseguimos además de una mayor comodidad, que sea imposible que los pies del piloto y del pasajero tropiecen en marcha por falta de espacio. En otros modelos he tenido ese problema por tener pies que rellenan los zapatos de payaso.
La mejora en el mullido del asiento también es percibida por el pasajero que tiene una gran zona donde colocarse sin que prácticamente toque en marcha al conductor o por ejemplo, le quede poco hueco entre su cuerpo y las asas. Hay sitio para ir cómodo durante bastantes kilómetros porque tampoco le llega casi nada de aire.
Por hoy lo dejamos listo para sentencia, pero mañana le daremos un repaso a los detalles que nos han quedado en el tintero como el consumo, la capacidad y por supuesto, nuestra puntuación y valoración final.
Continuará...
Parte anterior | Kawasaki J300, prueba (conducción en ciudad y carretera) Siguiente parte | Kawasaki J300, prueba (valoración, galería y ficha técnica)