No quiero irme a casa y encerrar a la Ducati 899 Panigale pero el ocaso se está insinuando, la temperatura baja y empiezo a quedarme frío con el mono de cuero. Vamos a empezar a recoger los bártulos pero antes no lo puedo evitar, ¿porqué no jugamos un rato a los dragster?. El tramo de curvas que suelo recorrer es bastante amplio, y de hecho son varios unidos por rectas con asfalto en buenas condiciones. Ahora que el tráfico es casi nulo podemos "despistarnos" hasta una velocidad reducida. ¡Oh, espera! me queda aún el modo Race, con los mismos 148 cv de potencia pero con una entrega sin domesticar. Hay que probarlo.
Empezamos a abrir en primera el gas a fondo y cuando el par motor está en el máximo a 9.000 revoluciones notamos un vacío en el estómago. Ese mismo vacío que los que hayáis hecho offroad conoceréis al pasaros de largo en un salto y vas a caer más lejos y con más fuerza contra el suelo de la cuenta. No es algo puntual, mientras vas empalmando marchas sin piedad gracias al DQS la sensación se prolonga. Hay mucha rabia dentro del motor superquadro y aliviar su ansiedad es realmente placentero.
Ducati 899 Panigale: de vuelta al redil
Vamos a relajarnos un rato que ya es hora. Volvemos al modo Sport para cambiar el doberman por un collie mientras paseamos por la autopista de vuelta a casa. De nuevo esa sensación de que la moto no va cómoda se nos cierne continuamente. Es muy complicado mantener la razón y no atacar los límites legales cuando vas montado sobre ella. Lo más razonable es meter sexta, dejar que el motor circule bajo de vueltas y no tenga tantas ansias de volar. Pero con el par motor que hay en toda la banda de revoluciones no es tarea sencilla.
La posición de conducción para hacer largos recorridos no ayuda, más de una vez me he sorprendido a mí mismo agazapado tras la cúpula sobre el depósito porque es una buena manera de aliviar la sobrecarga de los músculos de la columna. El asiento tiene un mullido muy bueno para conducción deportiva, pero para hacer kilómetros resulta duro, aunque no en exceso la verdad. He probado motos que supuestamente eran menos deportivas pero que me provocaban bastante más dolor en los huesos del trasero.
Las suspensiones de la Ducati 899 Panigale están muy enfocadas a su rendimiento en circuito y conducción deportiva en carretera. Son duras y secas, aunque podrían pasar por válidas para hacer turismo si tienes muchas ganas de pasear montado en ella y eres de esos a los que nunca les molesta nada. El asfalto rizado y las juntas de dilatación se hacen notar y en las curvas amplias es fácil sentir que toda la parte ciclo se revuelve. No es nada alarmante, es sólo su comportamiento y su forma de decirte que te estás haciendo mayor y pasas menos tiempo del que deberías divirtiéndote.
El consumo que hemos medido es de unos 5,7 litros según el ordenador haciendo un uso alegre, la medición real es superior pero no diré una cifra porque me fue imposible hacer un cálculo preciso. Aunque el depósito es de 17 litros y la autonomía teórica debería ser superior, a los 150 kilómetros, incluso antes, salta el avisador de la reserva, algo que también pasaba en la 1199.
Ducati 899 Panigale: pasajero, ¿dónde?
Los más observadores se habrán dado cuenta de que en ésta unidad de la Ducati 899 Panigale ni siquiera venían instaladas las estriberas del pasajero. Para ponerlas habría que tomar los soportes y mediante dos tornillos situados junto a la cerradura para abrir el asiento del copiloto atornillarlas. Si hacéis una búsqueda rápida por la red veréis en las fotos en las que sí aparecen que la altura a la que quedan las estriberas del pasajero es exactamente la punta más alta (la trasera) del amortiguador.
¿Qué quiero decir con ésto? pues que el que se quiera subir en la pequeña Panigale tendrá que ser alguien con mucho amor por las motos, predisposición a pasar algún momento emocionante y que tenga conocimientos de contorsionismo. El asiento queda muy lejos de donde irá sentado el piloto, por lo que el espacio entre ambos será generoso. Además el propio asiento se reduce a la mínima expresión con una superficie bastante escasa para las posaderas y un mullido duro.
Por contra, lo que debería ser el paso de rueda habitual se sustituye por prolongaciones de las dos piezas del colín que envuelven el subchasis por debajo. Una solución que queda muy bonita y cohesiona el conjunto. Debajo del asiento del pasajero no hay mucho hueco salvo para el kit de herramienta básica, la documentación y la cinta "para sujetar al pasajero" que mejor se queda ahí escondida.
Si os gusta hacer rutas con pasajero, o sacar al nuevo ligue de paseo para fardar, no es vuestra moto. Seguramente consigáis una buena bronca, aunque oye, he conocido gente para todo y hay a quien le gusta.
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