Hay un vídeo que está corriendo como la pólvora en internet, y que tiene como protagonista a un motero aguantando un famoso 'shimmy' durante diez largos segundos que se hacen eternos. Y por supuesto, nos deja unas cuantas lecciones que aprender a todos los moteros.
Uno de los efectos más temidos para todos los motoristas y que en rara ocasión acaba bien. De ahí lo viral del asunto: si aguantar las embestidas durante un abrir y cerrar de ojos ya es difícil, durante 10 segundos y sin caerse es todo un milagro, o más bien una correlación de habilidad y suerte.
Cómo salvar un shimmy: una dosis de algo de habilidad y mucha suerte
A grandes rasgos, el 'shimmy' es un movimiento muy brusco del manillar de nuestra moto. Tan brusco que los bandazos continuos e incontrolables no suelen tener un final feliz. Tanto que ni el motorista viral ni siquiera sabe cómo ha aguantado el brutal 'shimmy', consiguiendo una de las tomas y salvadas más épicas grabadas.
"No me preguntes cómo he salvado esto", dice en el título del vídeo Louie, un motorista de Los Ángeles al que le gusta darle gas más de lo legal. En el vídeo en cuestión aparece rodando temerariamente por una autopista a bordo de su Yamaha R6, jugándosela entre coches mientras persigue a otra moto.
De repente, el manillar de la moto empieza a dar bandazos indiscriminados. Oh, no: está experimentando un peligroso e inesperado 'shimmy'. Durante diez largos segundos que se convierten en una eternidad, el motorista se aferra a los semi manillares mientras la moto sigue enfurecida y sin control.
10 largos segundos donde sin saber cómo, logra calmar a la R6, que en un momento concreto deja de dar bandazos. Consciente de ello, Louie acaba de salvar uno de los efectos con más alto porcentaje de siniestro, aunque a punto está de llevarse el premio Darwin del año.
Lo que realmente sucede aquí es una mezcla entre habilidad y una altísima dosis de suerte. La teoría nos dice que un 'shimmy' se produce por varios motivos, pero usualmente hablamos de un asfalto con malas condiciones, una suspensión o neumáticos en mal estado y por supuesto, la altísima velocidad, aunque esto último no siempre es determinante.
La rueda delantera pierde la carga de peso y por los baches, las oscilaciones desembocan en unos latigazos incontrolables de la dirección. A alta velocidad, se carga más el tren trasero que el delantero y pasa lo que pasa.
Si te pasa, ya sabes qué es lo que hay que hacer: agarrar el manillar con fuerza a medida que la velocidad disminuye. Esta fue su salvación, por lo que es una gran dosis de habilidad con otra de suerte.