Jonathan Rea y Tom Sykes, crónica de una ruptura inminente en Kawasaki
La guerra ha estallado en el box de Kawasaki. El pasado fin de semana la chispa que encendía toda la llama fue un toque entre sus dos pilotos Tom Sykes y Jonathan Rea que acabó con la caída del vigente campeón, y actual líder en la clasificación general, en la segunda carrera de la cita del Campeonato del Mundo de Superbikes en la República Checa.
Nada más levantarse unos aplausos irónicos de Rea hacia su compañero hicieron ver que el ambiente no iba a ser bueno. Para el norirlandés no había duda la culpa era de Sykes y, según él, esto no es algo nuevo. ¿Había ya mal ambiente en el box verde? Parece que sí.
Sykes se habría visto desplazado en Kawasaki
Tom Sykes y Jonathan Rea llevan juntos en Kawasaki desde que la fábrica nipona contrató al norirlandés en 2015. Aunque nunca han sido los mejores amigos del mundo, ni falta que hacía para los buenos resultados que fueron cosechando, siempre han mantenido una relación cordial de compañeros de equipo.
Pero a Rea no le sorprendió nada el toque de Brno, hasta el punto de declarar que el #66 sólo pelea así, con esa intensidad, las posiciones cuando es él quien le adelanta y que no actúa igual cuando es otro piloto de otro equipo el que le arrebata la plaza. Unas palabras que no hacen más poner de manifiesto que esta situación viene de lejos.
Sykes era el rey de Kawasaki desde que llegó en 2010. Ya en 2012 estuvo a punto de ganar el campeonato contra Max Biaggi y lo perdió por sólo medio punto. Al año siguiente pudo quitarse la espinita ganando su primer título, dejando ver una carrera prometedora en la categoría, pero en 2014 volvería a tener que conformarse con el segundo puesto y en esta ocasión rodeado por la polémica.
Loris Baz (su compañero por aquel entonces) decidió no hacer caso a las órdenes de equipo el británico se quedó a seis puntos de Sylvain Guintoli, que fue finalmente el vencedor. Eso desencadenó una serie de declaraciones entre ambos pilotos, nada amigables, que además despertaron un nuevo debate entre los aficionados y los propios pilotos sobre las órdenes de equipo en el motociclismo.
Baz se defendió diciendo que ya le había ayudado en anteriores ocasiones pero Sykes, lejos de entenderlo, lo que hizo fue echarle en cara que había dejado de lado a una marca que había apostado por él debido a que tenía el ego demasiado grande. Después de ese incidente, al menos hasta el momento, ha vuelto a ganar un título del mundo pese a toda la confianza que la marca nipona ha seguido poniendo en él.
La llegada de Rea al equipo no se lo puso nada fácil a Sykes. El piloto de Ballymena lleva dominando la categoría tres años consecutivos y esta temporada 2018 también se sitúa como líder de la general, tratando de sumar las cuatro coronas que tiene Carl Fogarty como piloto que más títulos ha ganado en Superbikes.
Por si fuera poco, en esta especie de guerra interna, Sykes podría haber sentido que Kawasaki se ha puesto del lado del norirlandés volviendo a renovarle por otras dos temporadas. Algo que parece completamente normal por parte de la fábrica, queriendo tener en sus filas al piloto que ahora mismo es referencia en la máxima categoría de las motos derivadas de serie.
El #1 lleva un total de 45 victorias para la marca verde en sus tres años y medio, mientras que Sykes suma un total de 29 desde su llegada en 2010 teniendo ambos la misma montura y, a día de hoy, las mismas limitaciones con el cambio de reglamento que la organización hizo con el fin de igualar la categoría.
Los buenos resultados de su compañero, colocándole como el primer piloto del equipo, sumado además a que él no sabe todavía nada de su continuidad en Kawasaki podrían estar haciendo que el piloto de Huddersfield se estuviera viendo cada vez más desplazado. Algo de lo que Rea no tiene culpa, pero que es normal que el #66 vea con cierta envidia (sana o no sana).
Esperemos, eso sí, que Rea y Sykes no se dediquen a solucionar sus problemas dentro de la pista y que, ya sea como compañeros de equipo o no, podamos seguir disfrutando con ellos y de las carreras limpias y bonitas de las que el WSBK siempre hace gala.