La falta de normativa de los Vehículos de Movilidad Personal (VMP) es una problemática que sigue existiendo en la población hasta tal punto que ha llegado al ámbito de la investigación. En la Universidad de Granada se han hecho eco de los problemas de inseguridad que acarrea el mal uso de los patinetes eléctricos y han querido poner un remedio.
El limbo normativo en el que se encuentran este tipo de vehículos ha hecho que veamos cada vez más imprudencias y que contemos cada vez más acciones que destacan por su falta de responsabilidad. Por eso, tres investigadores han desarrollado un asfalto inteligente con materiales ferromagnéticos que controla los patinetes eléctricos y acota su zona de uso.
El objetivo de esta carretera inteligente es aumentar la seguridad de los VMP
Uno de esos investigadores es Fernando Moreno Navarro, que pertenece al Departamento de Ingeniería de la Construcción y Proyectos de la Ingeniería de la Universidad de Granada. Junto con otras dos personas ha desarrollado este asfalto inteligente y nos ha explicado cuáles son sus aplicaciones.
Después de ver la multitud de sucesos en los que están implicados los patinetes eléctricos por falta de una normativa que regule su uso, estos investigadores han desarrollado una carretera que emite órdenes a estos VMP y que puede controlarlos para que reduzcan la velocidad o se apaguen en un momento dado, según cómo se configuren.
Para que esto sea posible, por un lado es necesario que el asfalto tenga integradas unas partículas ferromagnéticas. Según nos explica Moreno, este material puede enviar diferentes tipos de señales a un patinete que las captará a través de un sensor que deberá tener instalado. A su vez, las señales recibidas se envían a un microprocesador que es el que emite la orden al vehículo de que acelere o frene, según se haya configurado. Esto es posible porque el procesador está conectado directamente con el velocímetro del patinete.
El objetivo último de este sistema es que no se utilicen de forma indiscriminada y sin ningún tipo de control los VMP como sí sucede ahora en alguna situación que ha acabado en un accidente o incluso en un atropello mortal. Con este asfalto inteligente el patinete lee las señales que se originan a través de las partículas, que según cómo estén colocadas y en función de su tamaño emiten un tipo de orden que el vehículo debe cumplir.
Para entenderlo mejor, es el mismo funcionamiento que un detector de metales que busca anillos o relojes en la playa. Según cómo sea el objeto escondido, se recibe una señal más o menos fuerte. Extrapolado a la carretera, si hay una gran cantidad de partículas magnéticas puede significar que, por ejemplo, un patinete vaya a 20 km/h. Si hay menos partículas la orden podría ser que se detuviese en esa zona. Todo depende de la instrucción que se le haya dado a esa señal que interpreta el procesador. "Lo bueno de este sistema es que el tipo de órdenes puede ser infinita", recalca el investigador.
Los investigadores de la Universidad ya han hecho pruebas y han sido satisfactorias. De hecho, Fernando Moreno asegura que los ayuntamientos ya podrían utilizarlo en sus calles si lo desean. Ellos mismos compraron para sus investigaciones un patinete eléctrico y lo adaptaron con dos sensores a cada lado de la rueda delantera para que pudiesen leer el asfalto inteligente y han hecho todo el desarrollo a partir de este prototipo.
El problema que puede haber son las casuísticas que vayan sucediendo. Por ejemplo: ¿qué ocurre si un perro se nos cruza en mitad de esa carretera mientras vamos a 25 km/h? Aunque el patinete eléctrico fuese de forma autónoma por esa vía, siempre tendríamos la opción de poder frenar y esquivar al animal (si es que somos capaces), pero la idea es que el usuario no tenga que manejarlo en ningún momento y que el vehículo funcione de forma autónoma.
De aquí surge otra situación: los VMP no funcionarían si no existiese un asfalto inteligente así que se reduciría mucho su rango de uso hasta que no se creasen más caminos con materiales ferromagnéticos. El mismo investigador nos explica que se podría codificar para que fuera de ese asfalto inteligente el patinete pudiese funcionar de forma manual, aunque el objetivo es precisamente el contrario para que los accidentes en VMP se reduzcan.
Aún no hay hecho ningún tipo de estudio de mercado para ver su viabilidad económica y si merecería la pena su implantación. Al menos la idea es interesante: acotar la zona de funcionamiento de los patinetes eléctricos y que lo hiciesen de forma autónoma; que tuviesen que regirse por un código que les indique cuándo detenerse, apagarse (como en un paso de peatones o si se sale del carril), ir más despacio si hay una curva o acelerar en una recta larga, siempre diferenciada de los peatones. Ahora queda que tanto los Ayuntamientos como los fabricantes decidan ponerlo en práctica, si es que les compensa hacerlo.