Un viaje de 5.000 km en moto por Irán, una vieja Yamaha trail y una nota: "No somos terroristas"

Un viaje de 5.000 km en moto por Irán, una vieja Yamaha trail y una nota: "No somos terroristas"
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Todo empezó con una nota encima de la moto de Lois Pryce, una periodista que tenía su moto aparcada frente a la embajada de Irán y recibió un intrigante mensaje que la embarcaría en el que ha sido el viaje de su vida, y que le sacó los estigmas que los medios de comunicación para los que trabajó crearon.

Esta historia es la historia del derrocamiento a los prototipos, de la contrariedad y la búsqueda del corazón de un país, no sin antes toparse con todo tipo de personajes: vendedores de alfombras y drogadictos, veteranos de guerra y amas de casa, médicos y profesores. Luego dejó que la tinta lo plasmase todo en un libro muy motero y aventurero.

De la incertidumbre a la hospitalidad del pueblo iraní

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Foto: Yamaha

Era 2011 la tensión social, política y militar en Irán era palpable. Casualidades de la vida, la periodista británica Lois Pryce, que entonces trabajaba para la BBC (la cadena pública de Reino Unido) hizo una visita a la embajada iraní en Londres.

Hasta allí se desplazó en moto, que dejó aparcada en la puerta de la embajada. Y al salir, encontró una nota que le cambiaría la vida. O al menos la embarcaría en un viaje que lo haría.

Decía así: "Deseo que visites Irán para que puedas ver por ti mismo sobre mi país. ¡¡¡NO SOMOS TERRORISTAS!!! Por favor, ven a mi ciudad, Shiraz. ¡Es muy famosa como la ciudad más amigable de Irán, es la ciudad de la poesía, los jardines y el vino! Tu amigo persa, Habib".

Se puso a investigar. Como era de esperar, las advertencias oficiales y de amigos ya intuían que no era seguro viajar hasta Irán en moto, y sola. De hecho, unas semanas antes de recibir esa nota, se ordenó al personal de la embajada iraní en el Reino Unido que abandonara el país en represalia por una orden similar de Irán. Pero su intriga fue más grande que su conformidad... Y decidió ignorar todo pronóstico.

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Foto: Yamaha

No era su primer viaje en moto, ya sabía de qué iba. Antes recorrió 30.000 kilómetros desde Alaska hasta la punta de Sudamérica. Pryce narra cómo en su viaje a bordo de una viejísima Yamaha TTR250 y cómo quiso separar la identidad social de la política con este viaje por Irán.

"Los ciudadanos de un país y su gobierno son dos entidades completamente separadas", recalca Lois en una entrevista. Acabó recorriendo 5.000 kilómetros por todo Irán, explorando desde las ciudades más pobladas, pasando por los vastos desiertos y hasta los picos nevados más remotos en Alborz.

Al llegar a Razi, la frontera iraní con Turquía, todo eran miradas. Irán era un misterio por entonces. No faltaban las miradas a la occidental mujer en moto, que inevitablemente llamaba la atención. Su primer cambio de perspectiva llegó con una anécdota en la frontera.

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Foto: Yamaha

Allí, una mujer vestida de negro, con el pelo cubierto fijó su  mirada en ella. Se acercó, y la motorista ya pensaba en su "desaprobación", pero no. "¡Tú!' me tocó el hombro, 'Tú, tienes moto, ¿no?' 'Er, sí...' Asentí, nerviosamente, esperando sus recriminaciones, pero su rostro arrugado se transformó en una enorme sonrisa con dientes y pasó un brazo alrededor de mi hombro, haciendo fuertes ruidos de motor y acelerando un acelerador imaginario, sus caderas balanceándose bajo sus ondulantes ropas negras, mientras imitaba los movimientos de un temerario piloto. '¡Rugido del motor!' ella gritó: '¡Una señora en una motocicleta! ¡Muy bien, muy bien! ¡Bienvenidos a Irán!'".

Si hay algo que reseña de su viaje es la hospitalidad del pueblo iraní. Su moto le permitió conectar con un mundo aparte, desconocido. Y claro, las anécdotas no faltaron. Como aquel día que se reunió con un exjefe militar iraní, ya jubilado y sin piernas. Una mina antipersonas voló por los aires, y le dejó en silla de ruedas. Lois tenía miedo de que al conocerlo, desautorizase su viaje, pero no. Acabaron cantando a grito pelado 'The Final Countdown', pero lo más importante fue su lección aprendida "para no juzgar a la gente". Y así, cientos de anécdotas más.

Si algo destaca de su viaje en moto fue la "total autonomía" para desplazarte por el país. Y de no haberlo hecho en  moto, se habría arrepentido porque encima de su Yamaha se sentía "vulnerable", pero en el sentido positivo: "Todos tus sentidos se activan: hueles, saboreas y sientes todo. También existe un gran sentido de camaradería entre motociclistas de todo el mundo, tienes una red de apoyo", cuenta a Yamaha.

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El camino de 5.000 kilómetros fue largo. Lo que más la retrasaron no fueron los problemas mecánicos, sino el alto grado de socialización de los iraníes, que la paraban para hablar con ella en todas partes. Pasó del frenético tráfico de Teherán y sus 8 millones de habitantes hasta llegar a Shiraz, famosa por ser la cuna de la poesía persa y considerada el verdadero corazón de Irán.

Un viaje en el que venció todo tipo de prototipo, y que resume excelentemente con su último encuentro con un taxista iraní en Shiraz.

Sus palabras recalaron fuerte: "Es muy importante cuidar a los invitados en nuestra cultura. No importa de dónde eres, si eres musulmán o cristiano o cualquier religión. Debemos cuidarnos unos a otros". Y así acabó enamorada de una cultura radicalmente distinta, y de un país cuya política no es reflejo de la sociedad. Su libro es este.

Fotos: Yamaha

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