No hace tanto tiempo Yamaha estaba en la cúspide de MotoGP. Los neumáticos más anchos de Michelin favorecían las motos con mejor paso por curva, y Fabio Quartararo parecía lanzado a ser el nuevo dominador de MotoGP. Perdió el título de 2020 por un colapso mental, pero ganó 2021 e iba lanzado a repetir en 2022.
Todavía no ha pasado ni siquiera un año desde la última victoria de Quartararo y Yamaha ya es un rascacielos en llamas a punto de colapsar. Van últimos en la clasificación general de MotoGP, han hecho el peor arranque de temporada de su historia y su seña de identidad, el motor cuatro en línea, está más cuestionada que nunca.
Hay que irse a 1998 para encontrar un inicio de año peor de Yamaha
Los datos son contundentes. En 2023 Yamaha ha hecho su peor inicio de temporada en toda la era MotoGP. Después de cinco Grandes Premios tan solo suman un podio, el que cazó Quartararo en Austin. Desde que existe la categoría de MotoGP solo le había pasado a Yamaha algo así en otra ocasión, hace dos décadas, en 2003.
Aquella lejana temporada Yamaha también sumaba solo un podio después de cinco carreras, un tercer puesto de Alex Barros en Le Mans. El segundo mejor resultado de Yamaha también era un cuarto puesto, como en 2023, pero el tercer mejor resultado ya era un quinto puesto, mientras este año es un séptimo.
La principal diferencia es que mientras en aquellos años Yamaha se limitaba a soportar el dominio de Honda, ahora los de los diapasones se han ido al fondo de la parrilla. Yamaha es la peor marca de MotoGP, y con diferencia. Van últimos en el mundial de constructores a quince puntos de los penúltimos, que son sus antiguos rivales de Honda.
La diferencia es que mientras hasta Honda ha ganado ya, y da la sensación de que volverá a hacerlo tarde o temprano, el podio de Quartararo con la Yamaha es una estrella fugaz que no hay ninguna garantía de que se vaya a repetir. Al contrario: Yamaha necesita casi un milagro para salir de esa última posición.
La implicación de Yamaha está en duda, y el cuatro en línea no ayuda
Si una seña de identidad ha tenido el tránsito de Yamaha por MotoGP esa ha sido el uso de los motores cuatro en línea. Con motos dulces que sacrificaban la velocidad punta en favor del paso por curva Yamaha fue capaz de dominar el mundial de MotoGP. Pero el auge de la aerodinámica está destrozando esa filosofía.
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— MotoGP™🏁 (@MotoGP) May 22, 2023
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Los alerones necesitan una velocidad punta mínima para trabajar con eficiencia, y Yamaha no la puede alcanzar con su cuatro en línea. Es decir, ahora las marcas que montan motores V4 no solo vuelan en las rectas, sino que tienen mejor paso por curva al hacer que la aerodinámica pueda trabajar con eficiencia. Yamaha sigue sin conseguirlo.
Suzuki, la otra marca que utilizaba motores en línea, tomó las de Villadiego la temporada pasada, y muchos temen que Yamaha pueda seguir su camino. La inversión para fabricar un nuevo motor V4, y el tiempo a invertir para ponerlo a la altura de los demás, es demasiado costosa. Y seguir con un cuatro en línea es resignarse a acabar último en cada mundial.
Por desgracia, en Yamaha se empiezan a notar signos de dejadez. Como por ejemplo haber perdido el equipo satélite sin ni siquiera haber hecho un esfuerzo especial para mantenerlo. Yamaha tuvo al Petronas, pero no dudó en maltratarlo hasta perderlo, descuidó los restos del RNF Racing y ha acabado solo con dos motos en pista.
Dos motos pero solo un piloto. Porque Franco Morbidelli ni está ni se le espera, y que Yamaha no fuese agresiva el pasado invierno cortando su contrato para apostar por algún joven de su agrado, como era Raúl Fernández, que quedó libre y encanta en Iwata, demuestra que la implicación de Yamaha se está reduciendo peligrosamente.
La última tabla de salvación pasa por el VR46. Valentino Rossi volvería para salvar a Yamaha como ya hizo tras aquel fatídico 2003. Los poderes fácticos de MotoGP están haciendo todo lo posible para unir el VR46 a Yamaha, pero no es fácil convencer a un equipo que gana carrera y lidera el mundial con una Ducati de que se vayan con la peor moto de la parrilla.
¿Y si Fabio Quartararo da la espantada?
Lo que está claro es que el gran perjudicado por el ocaso de Yamaha está siendo Fabio Quartararo. Unánimemente considerado como uno de los mejores pilotos de MotoGP, el francés lleva un año sin ganar, y lo que le queda. Ya fue un milagro que llegase vivo a Valencia 2022, y a nadie se le escapa que no seguirá mucho más en Yamaha.
Su contrato con Yamaha acaba a finales de 2024, y los rumores que le vinculan a Aprilia como sustituto de Aleix Espargaró cuando el español cuelgue los guantes son cada vez más fuertes. Incluso hay quien asegura que Quartararo tiene una cláusula de resultados para romper con Yamaha ya a finales de 2023 si no se alcanzan unos mínimos. Puede haber lío.