Juraría que esto ya lo he vivido hace un par de temporadas. Desde Argentina, la mayoría de los diarios y webs dan por hecho el fichaje de Jorge Lorenzo por Ducati. Algo así como lo que ocurrió en el 2014 pero con más fundamento pues las partes implicadas no lo han negado.
Nosotros de momento nos mantenemos al margen de asegurar que está todo hecho. Es más, nos parece mucho más realista lo que comenta MCN y en el que destaca que no hay documentos firmados, sólo un acuerdo verbal y el anuncio no antes de que el mundial regrese a Europa.
La oferta es más que que tentadora pues se sitúa en los 24 millones de euros por dos temporadas, y a la vista del rendimiento de las Ducati y como el gurú de Gigi Dall'Igna ha conseguido dar la vuelta a la tortilla, no parece una mala elección.
Pero si finalmente acaba en Ducati, no va a ser porque la marca italiana lo quiere sino porque Yamaha ya no lo quiere, que es muy diferente.
El Campeón despechado
La historia recuerda bastante a la de Valentino Rossi cuando militaba en las filas de Honda. No querido por la marca japonesa que aseguraba que la diferencia no la marcaba el piloto sino su moto, el italiano quiso demostrar que podía vencer a esa moto a con otra inferior a base de pilotaje.
Quizás en este caso el cambio** no sea tan idílico**. Jorge Lorenzo no tiene que demostrar sus dotes para el pilotaje. Todo el mundo sabe que es rápido. Sabemos que fue rápido con Michelin, con Bridgestone y ahora lo es de nuevo con la marca francesa. Pero lo que no sabemos es si lo podría ser con otra marca.
Hace años, el piloto que tenía el título en su poder y terminaba contrato, estaba en una posición de poder. Él era quien recibía todas las ofertas del resto de marcas y de la suya propia, pues todo el mundo quería hacerse con sus servicios.
Este año sin embargo las tornas han cambiado. Yamaha ha renovado a Valentino Rossi a las primeras de cambio y declaran su idílico amor a los cuatro vientos. Como si todo lo que ocurrió el año pasado, en vez de crear mal estar dentro del equipo y la marca así como a los aficionados, hubiese sido una maniobra que contase con el visto bueno de la marca de Iwata.
Y aunque Jorge Lorenzo tiene el contrato de Yamaha encima de la mesa desde hace varias semanas y, además, supera al que tenía en la actualidad, no ha escondido no obstante su malestar por la premura que le han metido para decidirse cuando lo normal era esperar al mes de agosto para anunciar los fichajes. Talmente parece que le estén haciendo la cama.
Valentino Rossi, el piloto que nunca perdió el estatus de piloto número uno
Que Valentino Rossi contaba con el favor de Yamaha cuando Jorge Lorenzo subió a MotoGP nadie lo pone en duda. Además es lo normal en un equipo formado por un piloto de gran experiencia y un rookie.
Pero este no fue un debutante más y rápidamente se le subió a las barbas. Lo mismo que hizo Marc Márquez en el Repsol Honda. Pero Dani Pedrosa y Valentino Rossi son como la noche y el día y su forma de responder a la pérdida del estatus ha sido completamente diferente.
Mientras Dani se encerraba y lo que hacía era trabajar más y más duro para estar a la altura de su compañero, Rossi decidió usar otras tácticas: cambio de Michelin a Bridgestone, colocación de un muro... y al final decidió irse a Ducati como reto personal. O eso es lo que quiso hacer entender pues con el paso de los años más parecía que no se veía posibilitado a ganar con la misma moto.
Tras dos años volvía a Yamaha y, en teoría, no como piloto número uno. Jorge Lorenzo aseguraba no tener ningún problema al compartir de nuevo box con Valentino Rossi pero, posiblemente, no contaba con que volvería a ser el número dos. O igual no el dos, pero sí el 1,1. El punto de inflexión pudo ser el caso del escape que tenía Lorenzo y no Rossi y después del cual el italiano apretó las clavijas a Yamaha.
En las dos últimas temporadas, Lorenzo se ha quejado un par de veces de que aunque en Yamaha se comparte la información entre los dos pilotos, el flujo de datos solo va hacia un lado. Puede ser que siempre escoja la parte alta del box y facilite que los bits se vayan al otro lado, pero es algo extraño que siempre ha sobrevolado por el paddock de cómo Rossi es capaz de encontrar una solución mágica el sábado por la noche que le permite ir rápido.
Yamaha parece que quiere dejar escapar al mejor piloto de la parrilla y, por lo tanto, dejar de ser el equipo más fuerte sobre el papel. Contar con los servicios de Maverick Viñales es una golosina que a nadie le gustaría perder, más sabiendo que lo quieren las cuatro grandes marcas y seguro que también KTM, aunque los austriacos juegan de momento en otra liga.
Así, todos estos factores pueden hacer que su decisión esté más clara o sea más fácil y, por qué no, también el reto de ser capaz de ganar con una moto con la que Valentino Rossi no pudo. Desde los inicios de su carrera siempre ha tenido que tomar decisiones difíciles. Si lo consigue, sí sería dar un golpe con el martillo encima de la mesa...