Parece que desde la pandemia del coronavirus nada ha sido igual. En la industria de la moto concretamente, los retrasos empezaron a hacer mella. Primero se achacaba una falta de materiales como los chips; luego las tensiones políticas entre Rusia y Ucrania, y ahora hay otro problema geopolítico que es bastante más preocupante: el mar.
En 2024, las rutas marítimas entre Asia y Europa están enfrentando varios problemas que están provocando significativos retrasos en las entregas de motos. Amén del precio, que ha subido. Sin embargo, muchos desconocen lo que sucede.
Piratas, un problemón para la industria de la moto
A las motos japonesas se les ha unido un inesperado contrincante: las chinas. Hasta los taiwaneses de Kymco fabrican allí algunos modelos (como la última Sky Town 125 ABS). En resumen, que el mercado asiático es muy grande en Europa, y lo que no es normal es el retraso y los tiempos de espera para una nueva moto nueva.
No hay que ir muy lejos. Descolgamos el teléfono para preguntar cuánto tardará en llegar la novísima y ansiada Voge 900DSX: hasta 2025 no llegarán los pedidos hechos a partir de ahora. Casi lo mismo sucede con muchas unidades de la Honda CBR600RR, con tiempos de espera hasta el año que viene. Hasta Yamaha está teniendo retrasos con sus MT-09 en algunos concesionarios españoles. ¿Qué está pasando?
"El mar, idiota, el mar", le decía Miliki a Gabi en un inolvidable sketch televisivo. El mar tiene la culpa. Bueno, más o menos. Es cierto que a la industria le sigue sacudiendo el problema de la falta de suministros en muchos casos, pero actualmente hay un problema mayor que está causando retrasos significativos: es el conflicto en el Mar Rojo.
Básicamente los ataques de los rebeldes hutíes en el Mar Rojo han hecho que muchas navieras eviten esta ruta y opten por rodear el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, lo que añade días (y precio) adicionales al viaje. Navieras que evidentemente son las que traen tu flamante moto cargada. ¿Y qué pasa entonces? Retrasos.
Este conflicto ha provocado, al mismo tiempo, la reconfiguración de las rutas marítimas hacia nuestros puertos. Eso, a la vez, ha aumentado la congestión en puertos clave como los de Singapur y Shanghai, donde los tiempos de espera han aumentado debido a la acumulación de buques que buscan rutas alternativas y la alta demanda de espacio.
Y claro, esto no sale gratis. La amenaza de ataques piratas en el Océano Índico también ha contribuido a que las navieras busquen rutas más seguras, aunque más largas, lo que contribuye a los retrasos. Sin ir más lejos, el trayecto entre Shanghái (China) y Róterdam (Países Bajos), el coste de un contenedor de 40 pies se sitúa ya en 5.937 dólares, el precio más alto desde hace años, según datos del World Container Index (WCI).
Hablamos de aumentos de hasta el 169%, según LogiWorld. El aumento en los costos de transporte podría traducirse en un incremento aproximado del 1.8%, y eso sin tener en cuenta otros detalles como el almacenamiento y la distribución, el aumento total podría oscilar entre el 2% y el 5%, según estas fuentes.