A muchos les estará cogiendo desprevenidos el constante goteo de nuevos modelos bajo el logo de MV Agusta. Más aún si nos paramos a pensar que, casi sin debate, son motos que lo tienen absolutamente todo para triunfar en el mercado y en la carretera. Pero, ¿qué ha pasado exactamente para que de repente una compañía centrada en un par de modelos tenga un catálogo de nueve motos?
Allá en 2008 el grupo MV Agusta Motor S.p.A era dueño tanto de MV como de Cagiva y lo cierto es que ninguna de las dos resultaban rentables, empeorando sus números justo a las puertas de una profunda crisis económica. En este ambiente, y con una suma cercana a los 50 millones de euros de deuda la llegada de un nuevo capital resultaba realmente necesaria. Y entonces, casi como aves carroñeras, aparecieron tres lindos interesados: Tata, Mahindra… y Harley Davidson.
La idea de que la mítica fábrica italiana cayera en manos indias no gustaba. Muchos tenían miedo de que utilizaran su prestigio para vender motos de bajo coste y terminar por darle la estocada final a MV desapareciendo sin remedio. Así, entre estos posibles compradores, Claudio y Giovanni Castiglioni se decidieron por la oferta de 70 millones de euros procedente de las Américas. Y la verdad es que las condiciones, al menos en el área económica, eran de lo más atractivas.
Aunque Harley Davidson se hizo con el 100% del grupo también se comprometía a sanear las cuentas y deudas que habían ido amontonando en los últimos tiempos. Y, por otra parte, tanto Claudio como Giovanni permanecerían en altos cargos de la compañía para marcar la estrategia a seguir.
MV Agusta necesitaba un tremendo lavado de cara; hacía tiempo que vender ediciones exclusivas de la misma F4 no era el mejor plan. Fue en este momento cuando se sintieron capaces, por fin, de iniciar el rediseño de su fabulosa F4 y de cambiar su papel en el mercado. De hecho, ya en 2008 comenzaron los rumores sobre posible modelo de 675cc de Varese.
Pero con la batacazo económico mundial las ventas y beneficios eran prácticamente iguales a cero y las acciones de la compañía bajaban, cada día, un poco más. Quizás HD no creyó en la solvencia del proyecto presentado por Castiglioni, o quizás simplemente no sabían cuáles eran sus intenciones, pero en 2010, con nuevas infraestructuras y sin deuda, la familia italiana re-compró MV a los americanos por una cifra que no se hizo pública, entendemos que muy lejos de los 70 millones de 2008.
En apenas dos años MV Agusta había pasado de la práctica bancarrota a la solvencia con un futuro aun por determinar. En 2011, tras muchas fotos espía, vimos el primer modelo que utilizaba el motor de 675cc, la MV Agusta F3. Extremadamente bella, ágil, atractiva pero sin el precio prohibitivo que MV imprimía antes a sus motos. Tras esa base llegó también la Brutale 675 y el motor de 800cc de tres cilindros utilizado en la Rivale, la F3 800 y la Brutale 800. Todas ellas basadas en la explotación de la misma teoría: da al cliente lo que pide conservando tu prestigio.
Este renacimiento de la histórica MV Agusta no pudo ser contemplado por uno de sus padres, Claudio Castiglioni, que falleció en 2011 dejando al cargo a su hijo Giovanni quien cuenta con la ayuda de personajes como Massimo Bordi, genio y figura de Ducati. No obstante, y aunque los resultados de este inmenso esfuerzo humano aun están por llegar, la historia de MV Agusta a principios del siglo XXI ya ha despertado el interés de diarios como el Financial Times, quiénes le auguran un futuro sostenible y con beneficios.
Para poner el broche a un despertar que más quisiera la Bella Durmiente la vuelta a la competición ya está dando sus frutos y hace unas semanas Roberto Rolfo consiguió colocar la F3 en el podio de Donington Park.
Y, queridos amigos, mucho me temo que lo mejor está por llegar. Espero que su iniciativa y valentía termine dando una gran recompensa.
Fotos vía | MV Agusta