Piaggio MP3 400 LT, prueba (conducción en ciudad y carretera)

Piaggio MP3 400 LT, prueba (conducción en ciudad y carretera)
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Durante la semana en la que dispusimos de la Piaggio MP3 400 LT cedida por Vespa Gijón tuvimos todas las condiciones atmosféricas, lo que nos permitió sacar buenas conclusiones sobre su nada habitual tren delantero. Tuvimos buen tiempo, lluvia e incluso un par de mañanas de esas en las que el asfalto está más húmedo que seco y junto con la ausencia de luz, te hace desconfiar hasta de tu propia sombra.

Un par de minutos son los que necesitamos para familiarizarnos con los mandos de la Piaggio MP3 400 LT. Nos la encontramos aparcada y sin el caballete, una de las mayores virtudes de su tren delantero alternativo y su sistema de bloqueo a voluntad. No es necesario pelearse en ningún caso con el caballete para estacionarla aunque si lo hacemos, habrá que tener en cuenta su peso, que nos dificultará un poco las cosas. Pero, ¿para qué? ¿Si no hace falta?

Giramos la llave de contacto, apretamos una de las manetas de freno y pulsamos el botón de arranque. El motor cobra vida con un suave ronroneo. Dos testigos nos avisan que el bloqueo del tren delantero está activado y el freno de mano está puesto. Si, ese freno de mano mediante palanca que pudisteis ver en la foto concurso del otro día. Bajamos el freno de mano y jugamos un poco con el sistema del bloqueo que, como decíamos ayer, lo manejamos desde la piña derecha.

Piaggio MP3 400 LT

Es como el botón de un intermitente. Desde la posición activado y mediante una pulsación larga hacia la derecha (o una doble) lo desactivamos. Esto es así para evitar un desbloqueo accidental por golpear con el dedo el botón sin querer. Un pitido nos avisa que el bloqueo se ha desactivado y el testigo que hasta entonces permanecía fijo en medio del cuadro de mandos comienza a parpadear. Ya tenemos completa libertad para mover la Piaggio MP3 400 LT hacia un lado y otro, como si se tratase de una moto normal.

La segunda forma de desbloquearla es comenzando a circular, la Piaggio MP3 400 LT lo hará de forma automática cuando se superen ciertas revoluciones del motor, también acompañado del pitido de aviso, que se puede oír siempre perfectamente. Como sistema de seguridad, incorpora un sensor en el asiento por el cual, si no detecta que el piloto se encuentra sentado, el motor no pasa de las 1.800 rpm por mucho que se acelere y el sistema no se desbloquea, impidiendo la desestabilización y caída posterior de la moto.

Para bloquearlo, los pasos que debemos realizar son los contrarios. Es decir, cuando veamos que el testigo está parpadeando (lo hace en parado o a muy baja velocidad), pulsamos a la izquierda el botón y después del pitido, el sistema se queda bloqueado. Pero ojo, lo hace en cualquier posición, es decir, vertical o incluso inclinado por lo que tendremos que tener cuidado cuando lo bloqueamos ya que podemos quedar con la moto torcida y tener que volver a rehacer la operación.

También observamos una de las particularidades del Piaggio MP3 400 LT que lo diferencia de la versión normal que sólo se puede conducir con permiso de motocicleta y es la incorporación de un pedal de freno en el pie derecho que permite una frenada integral de las tres ruedas, imprescindible para homologar el scooter y poder ser conducido con la licencia de coche. Otras modificaciones menores que lo diferencian son la posición de los intermitentes y de la luz de posición.

Piaggio MP3 400 LT

Creo que todo esto ya estamos listos para hacer nuestros primeros kilómetros. Con el sistema bloqueado, aceleramos y al instante, la suspensión se libera y podemos inclinar normalmente el Piaggio MP3 400 LT. La primera sensación es un poco extraña aunque tarda exactamente en desaparecer tres curvas. A partir de ese momento, si me preguntan, apenas podría saber si llevo una o dos ruedas delante.

Comenzamos a callejear por ciudad, el ámbito natural de esta moto, y lo hace con la misma facilidad que cualquier otro scooter con similar cilindrada y potencia. Permite colarse entre los vehículos detenidos ya que su anchura, está delimitada por el manillar, no por el tren delantero. En los cambios de dirección, la confianza delante es absoluta. Únicamente en los primeros instantes de la inclinación, da la sensación de que tarda un poco más que una moto de una rueda. Si tuviese que buscar un símil para explicarlo, es como si circulase con la rueda delantera un poco baja de presión, y necesitas hacer un poco más de fuerza para inclinarla.

Pero amigos, una vez que la empiezas a tumbar, ya no lo haces como con una moto normal, de forma progresiva. No señor, la Piaggio MP3 400 LT permite tumbadas secas y agresivas. El aplomo delante es brutal e inmediatamente te olvidas de todas las trampas que tenemos en ciudad, tales como tapas de alcantarillas, rejillas, pasos de peatones, líneas, zonas adoquinadas. Te olvidas tanto que en cuanto me descuido, comienzo a golpear con el caballete en las curvas a izquierda. ¿Tan pronto? ¿Y en ciudad? ¿Estará demasiado bajo? No, no lo está, al menos no más que en el resto de las motos de la competencia, pero en ninguna de ellas puedes llegar a tumbar tanto y con tanta confianza en tan poco tiempo, y eso se nota.

Piaggio MP3 400 LT

El sistema de frenos está por encima de lo necesario para ámbito urbano. El doble disco delantero te permite frenar muy fuerte si hay una emergencia y con mucha confianza. Es difícil llegar a bloquearlo aunque su hundimiento resulta diferente al de una moto convencional. Eso si, no debemos combinar los dos sistemas, el de manetas y el de pedal. O frenamos con uno o con otro, si no, notaremos incómodos bombeos del sistema hidráulico. Me explico, si estamos frenando con la maneta delantera por ejemplo y pulsamos el pedal, como este último funciona de forma integral, notaremos como llega caudal de retorno a la maneta, apareciendo alguna pulsación e incluso pasando a estar más dura la maneta. Quizás dos sistemas independientes o algún tipo de válvula antiretorno o similar impediría esto.

Salimos a ciudad y nos vamos a carretera aunque me doy cuenta que me he enrollado como una persiana e igual lo mejor es que dejemos esta parte para contarla mañana, que también tiene su miga, ¿no? Aunque para ponerlos los dientes largos, os diremos que esta vez metimos la moto en pista cerrada, buscando sus límites. No os digo más, mejor le doy al botón para la derecha y ¡Piiiiii! Bloqueo el artículo hasta el día siguiente.

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