Kawasaki Ninja H2R, toma de contacto (conducción, vídeo y galería)

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Durante la cena hubo momentos muy especiales. Había ido a parar a la desértica ciudad de Doha en Catar y esperaba una noche tranquila. Volveríamos a casa al día siguiente, era hora de relajarse. Los compañero dejaron la prueba a un lado y, de pronto, nos sentimos en la mesa como en la última cena. Había chavales que ya sabían lo que era pilotar en el Tourist Trophy que describían la experiencia como una aceleración de proporciones inimaginables. Los periodistas con más experiencia, que ya han visto y probado de todo, hablaban de un día para nunca olvidar. Colegas ingleses, absortos por la experiencia, describían la presentación como „the ride of my life“. Antes de lo esperado dejo la euforia y la adrenalina del día para meterme en la cama. Tengo que aclararme las ideas.

Kawasaki quería una moto excitante. Aquí en el Losail International Circuit de Catar pilotamos primero la Ninja H2 por la mañana. Ya por la tarde llega el turno de la Ninja H2R. Mientras tanto tuve la oportunidad de hablar con los responsables de Kawasaki: diseñadores, mecánicos, responsables de proyecto… Quería saber cómo habían sobrevivido a aquella reunión en la que proponen montar una moto de 300 cv. La respuesta no me lo esperaba: „Era el momento adecuado, el ambiente para ello ya estaba ahí, todos en Kawasaki teníamos la sensación de que era hora de construir una moto como ésta. Las motos en los últimos años, si bien son cada vez más potentes, son también menos emocionantes. Aquí somos todos moteros y queríamos, por fin, montar una moto excitante. ¡Aquella reunión supuso el nacimiento de la H2 R!“

Y de repente, aparecen protectores auditivos

Me preparo para meterme en el mono. Me casco y guantes en su sitio. Y de repente, los chicos de Kawasaki se acoplan los protectores auditivos. Caminan cuidadosamente en dirección a las Kawasakis H2R. Cuando el primer mecánico acciona el botón de arranque, las tazas de café que hay por el box empiezan a temblar. Cuando el siguiente mecánico se dispone a despertar la siguiente bestia verde, la presión del sonido se mete por todo el cuerpo, rebotando entre carne y hueso. Nadie, NADIE, se queda indiferente. Hasta los que ya han probado prototipos de MotoGP gimotean de miedo… y nos colocamos los tapones para los oídos.

Como gladiadores sin armas peleando con un manada de leones.

Después llegaría algo de calma, el casco amortigua y a través de la pantalla clavo la mirada en esa bestia gruñona. Los mecánicos siguen un proceso metódico y precioso de punteo del gas hasta que la H2R se encuentra por fin en su temperatura idónea.

Nos sentimos como gladiadores condenados a muerte, combatiendo sin espadas una manada de leones. ¡Todos tenían miedo! Fuera la H2R me mira, asiente y abstraído me subo a ella. A lomos de la H2R, después de haber probado ya la H2, me siento por suerte ya confiado. A pesar de ello, tuve que cambiar algo el estilo de pilotaje. La „R“ no tiene el mismo par que la H2 (165 Nm por 133 Nm de la H2) y tengo que rodar con una marcha más baja. Una pena además, porque esperaba ya en los primeros metros ponerme manos a la obra.

La H2R necesita ambición a los mandos, mucho más que la civilizada H2. La primera gran sorpresa me la llevo ya en las primeras curvas. La reacción del acelerador de la H2R al salir de las curvas es mejor que en la H2 y subes con precisión cirujana por todo el régimen de este histórico motor. Y esto no me lo esperaba. La primera curva rápida la pude tomar ya concierta velocidad haciendo sufrir un infierno a las gomas: traza curvas a 200 km/h con un aplomo indescriptible. La estabilidad en este punto es perfecta, y el eje delantero, si bien se siente algo ligero, mantiene la linea hasta cierto punto. Sólo en la curva de izquierdas a más de 230 km/h se nota un poco de subviraje.

Velocidad punta sobre la Ninja H2R

Kawasaki H2r 3

La meta se va acercando. La última recta de atrás me da un pequeño escarmiento: en tercera, con voluntad en el gas, la H2R me vuelve a asustar. Primero un caballito, luego una aceleración maníaca y después esta velocidad infernal que me hace imposible clavar el punto de frenada: es a causa de la inmensa aceleración que, de algún modo, pierdes el tacto y la noción de la velocidad adecuada. De alguna manera, dejas de poder sentir a través de los sentidos y acabas siempre frenando demasiado por lo que te ves en plena curva con lo que es una clara falta de velocidad.

Luego, el momento que muy pocos moteros podrán o deberán experimentar… La Kawasaki se desata. Pero no de forma breve durante un instante, sino a lo largo de tres marchas. Todo lo que ocurre hasta las 12.000 vueltas es aun comparable a lo que se experimenta en una SBK. Todo lo que hay después, es un nuevo mundo. Como con los marineros que descubrieron América o examinaron el primer submarino. Nunca antes ha castigado un vehículo el asfalto de esta manera. Hasta 200 km/h ya tienes que concentrarte en permanecer en el asiento, pero la verdadera experiencia comienza allí donde las otras motos encuentran lentamente su final.

Kawasaki H2r 2
De los 200 a los 300 km/h hace que cualquier otra deportiva parezca un Scooter de 125cc.

La impresión de los 200 a los 300 km/h es simplemente demasiado para los sentidos y deja a cualquier otra deportiva al nivel de un Scooter de 125cc. En la recta de meta metes sexta cuando ya has pasado los 300 km/h y estiras hasta los 315-325 km/h. Horst Saiger, piloto del TT y el GP de Macao, consiguió llegar a 326 mientras el probador de Kawasaki se quedaba en 328 km/h. En otro circuito, con una recta más larga, la Ninja H2R es capaz de llegar a velocidades de entre 350 y 360 km/h.

Kawasaki H2r 4

Para pilotar a esta velocidad y para que no se pongan de corbata, es necesaria confianza absoluta. ¿Y si las pastillas o la pinza del freno fallaran? ¿y si la potencia del sistema de frenado no fuera justo el 100%? Kawasaki no ha tomado riesgos de ningún tipo. Cada elemento de los frenos, por ejemplo, tiene que ser comprobado personal y manualmente. En la fábrica de Kawasaki trabajan sólo los mejores técnicos y en los boxes de este circuito te estás sentando con uno de los mejores equipos del mundo. Puedo poner la mano en el fuego por todos ellos.

Ningún Bugatti Veyron es capaz de entregar una experiencia en aceleración parecida.

La Ninja H2R es una inyección de adrenalina que supera en muchos aspectos una MotoGP o una SBK. Ofrece no sólo más potencia (hasta 326 cv), sino también más par (165 Nm). Por otro lado, permite explotar su potencial gracias a la postura de conducción (relativamente cómoda) y a la estabilidad del conjunto, lo que no sería posible con motos de competición. He llevado motos del Mundial de SBK en Catar, y puedo decir que me sentí claramente más agobiado y desbordado que con la H2R.

Es una moto para gente con un garaje de cierto tamaño y, digamos, poblado. Para ellos, puedo recomendar esta H2R sin miedo a equivocarme. Eso sí, me atrevería a decir que ningún Bugatti Veyron es capaz de entregar una experiencia en aceleración parecida. Aquel que busque velocidad, aceleración y una mecánica digna de un museo, que se compre esta Ninja H2R. Y quien no, jamás entenderá la existencia de esta moto.

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Más información | 1000PS.at
Fotos vía | 1000PS.at
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