Es hora de darle al mango y sacar la Harley Davidson DYNA Street Bob a largas tiradas por autopista y autovías. En principio, está diseñado para ello, ¿no? Para hacer un porrón de kilómetros disfrutando del paisaje, de lo que nos rodea o simplemente del viaje. Por mi parte como conozco hasta la saciedad la ruta, me voy a entretener (y mucho) rodando con ella a ritmo relajado. Sexta y para adelante…
Nos incorporamos a la autovía y metemos la última marcha para que el motor gire relativamente bajo de vueltas pero con suficiente par motor y aceleración como para que sea innecesario bajar una marcha si en algún momento tenemos que ralentizar el ritmo para luego volver a alcanzar la velocidad de crucero.
Lo primero que nos choca es el aire. Mucho, muchísimo aire en contra. La postura, con los brazos abiertos y elevados nos hace encontrarnos en la misma condición que de si un foque se tratase. Con la diferencia de que cuando en el mar pega mucho el viendo, se arría esta y se cambia por un tormentín pero aquí no, aquí nos toca a nosotros luchas contra Eolo.
A ver, tampoco vayamos a exagerar demasiado, que me pongo metafórico y me pierdo. Pega lo mismo que en una naked pero, por la postura, no es tan fácil echar el culo hacia atrás en el asiento y agacharnos para ponernos más aerodinámicos. Podemos hacerlo pero dentro de un margen.
Por el contrario, en los pies no tendremos ningún problema ya que las estriberas que en un principio me parecieron un poco retrasadas para mi gusto, son una ventaja en autopista ya que no hay que hacer fuerza en los pies para que no se despeguen de sus apoyos.
Intachable la Harley Davidson DYNA Street Bob en marcha, no tendremos ningún problema en afrontar cualquier tipo de curva o en cualquier condición de asfalto. Por carretera filtra la mayoría de las irregularidades pero aun así se sabe qué es exactamente lo que estas pisando. La rueda delantera está ahí, un poco lejos, más por la colocación de las manos pero sigue sintiéndose lo que ocurre debajo.
La visión por los retrovisores, que todavía no habíamos dicho nada, es perfecta. Van situados en las piñas y como el manillar es ancho, veremos lo que ocurre detrás y no nuestros propios codos como suele ser lo normal.
Mientras nuestra velocidad de crucero sea de aproximadamente 100 o 110 kilómetros por hora, podremos hacer tiradas muy largas sin apenas cansancio. El aire a esta velocidad es más que llevadero y no tendremos que estar luchando contra él continuamente.
Mención especial de nuevo a los intermitentes y su desconexión automática. Funcionan fantásticamente en el 90 o incluso 95% de las ocasiones. Lo hace tan bien que un par de veces que estaba obligado a quitarlos, se me acabó olvidando durante un rato. A pesar de tener un pulsador en cada piña y no ambos en el pulgar izquierdo, se manejan muy cómodamente.
Por cierto, en la izquierda tenemos también el pulsador del claxon, marcado con un pictograma de una bocina y la palabra Horn. Y nada más cercano a la realidad, porque es una auténtica bocina que suena como si fuese un camión. Si alguien se os cruza y le dais, se apartará cagando leches porque pensará que un Peterbilt lo quiere mandar al otro barrio.
Y no, hoy por desgracia no tenemos pasajero que echarnos a la grupa por lo que no tenemos más remedio que dejarlo aquí. El viernes finalizaremos la prueba de esta Harley Davidson DYNA Street Bob que de momento nos ha gustado más que su hermana mayor, dejando la estética a un lado porque en esto son completamente diferentes.
Continuará…
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