Hace años, cuando compré mi primera moto, lo hice a ciegas, porque era difícil, por no decir imposible, que un concesionario te prestase una moto para probarla. No había más remedio que arriesgarse y confiar en lo que se leía sobre ella y en tu propio instinto. Y ya sabemos los que tenemos moto, que la que hemos comprado es la mejor, hasta que aparece un nuevo modelo y nos hace tilín. Ahora casi todas las marcas disponen de motos de prueba o, al menos, de un día en el que puedes rodar con ellas, pero, viendo el vídeo: ¿realmente las probamos?
Pero también me hace reflexionar otra cosa: ¿Por qué les hacemos barbaridades cuando no son nuestras?
Gracias Josete por el vídeo.