Hace unos años, en las poco conocidas carreteras manchegas, nació una leyenda. Un grupo de amigos planeaban una ruta cualquiera, sencilla, como las de siempre. Nadie pudo si quiera imaginarse lo que iban a vivir aquella mañana. Cuando uno de ellos se preparaba para encarar la siguiente curva un intrépido piloto, por decirlo de alguna manera, a bordo de una preciosa Ducati Sport Classic - si la memoria no me falla - apareció en dirección contraria… bajando del monte. En efecto, se había marcado un recto épico colina arriba, había girado y volvía como si tal cosa por su camino. La hazaña le sirvió para ganarse el apodo: "El Tarrés", en honor al campeón de trial Jordi Tarrés.
Pues bien, ya conocéis de sobra la famosa curva de Mulholland en la que cada semana cae, por lo menos, uno o dos pilotos. Gracias a Youtube hemos visto de todo, pilotos demasiado novatos para sus máquinas, gente sin reflejos, caídas inexplicables, algunos de los personajes más raros de la carretera y golpes de todos los colores. Pero hoy ha llegado el definitivo, con ustedes, el auténtico Tarrés de Mulholland.
La próxima vez, amigo mío, intenta pasar la curva tumbando. Por alguna extra razón, a las Yamaha R6 de color azul y negro la tierra les sienta peor que un polígono de un Gran Premio por la noche.
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