La primera moto anfibia del mundo es española. La inventó un valenciano y acabó hundida en la Albufera
En la historia de las motos hay acontecimientos tan curiosos como desconocidos, como que la primera moto anfibia del mundo era española. La inventó un valenciano, solo existieron dos unidades y una de ellas acabó fallando estrepitosamente: falló a sus principios y terminó hundida en el agua.
Su inventor fue Antonio Martínez Carmona, y para su idea, no se lio la manta a la cabeza demasiado. Era una moto con motor de dos tiempos sumergible y componentes anti-agua. Y si te lo preguntas: sí, llegó a funcionar.
Otra unidad sobrevive a manos de un coleccionista asturiano
Para el nombre tampoco se complicó demasiado: Carmona decidió llamar a la moto Moan, que a la postre son las dos primeras letras de MOto-ANfibia. Así que la Moan nació en 1956 como un invento tanto terrestre como anfibio: tanto por agua como por tierra.
Como curiosidad, Carmona era todo un aventurero, y la moto anfibia no fue lo único que inventó. De hecho, tenía una avioneta con la que llegó a estrellarse tres veces. En su último accidente le amputaron los dos pies, y casi murió con 25 años.
Un par de años antes, en 1954, este valenciano arrancó con la idea. El motor era un tipo Sumble (por sumergible), monocilíndrico de 2 tiempos y 249,31 cc (69,5 × 67,5 mm), contando además para su seguridad al vadear ríos, charcas y acequias con doble encendido, batería/bobina y volante magnético.
Como curiosidad, el embrague era a base de discos múltiples en baño de aceite, con cambio de cuatro velocidades y frenos anti-agua de 200 mm de diámetro.
En los años en los que se desarrolló esta maravilla, los motores no eran precisamente tecnología punta. Funcionaban con sistemas de platinos, a 6 voltios, y con instalaciones eléctricas que parecían un revoltijo de cables de colores, como un plato de espaguetis. A pesar de eso, cualquier motor puede funcionar bajo el agua si se le instala un “snorkel” que impida la entrada de agua al sistema. La presión de los gases del escape hace el resto, evitando que el agua se cuele por ahí.
Eso sí, la instalación eléctrica requería un mimo especial para que no se produjeran derivaciones que acabaran con el motor a medio camino entre tierra y agua. Aunque no tenemos más datos sobre este invento, no deja de ser increíble pensar que alguien tuvo la valentía de juntar dos mundos, la carretera y el agua, en una época donde todo era mucho más rudimentario.
La moto anfibia nunca llegó a producirse en serie, sino que solo existieron dos unidades. Existen fotografías de ellas en pleno proceso de prueba dentro del agua, sumergida, en la Albufera valenciana. Una de ellas acabó allí hundida, sin remedio.
Otra de las unidades, segíun El Valenciano, acabó en manos de un coleccionista asturiano, Aldo de Alberto. Según cita, "pasó de competir en la Producción a la Fórmula Fiat al coleccionismo por causa de un fatal accidente".