Esta vez no toca hablar de la última novedad que ha salido al mercado. Ni de esa supermegadeportiva que os quita el sueño. Ni si quiera, de ese accesorio que me gustaría poner a la moto. Esta vez os vamos a contar nuestras primeras veces en variadas situaciones “moteras” con un doble objetivo. Primero recordar aquellos inicios que en muchas ocasiones, seguro que son parecidos a los vuestros. Y por otro lado, que vosotros también nos podáis contar vuestros comienzos en cualquier situación de la que guardéis un buen recuerdo: Mi primera moto, mi primer viaje largo, la primera vez en el circuito, mi primera ruta por el campo, en definitiva la primera situación o historia que merezca la pena ser contada.
Para ello vamos a recibir en la cuenta de correo laprimeravezenmoto@motorpasionmoto.com todas las anécdotas, experiencias y situaciones que nos queráis contar de vuestros inicios en el mundo de las dos ruedas. Así seleccionaremos las mejores y las iremos publicando con vuestra ayuda. Pero vamos al grano que ahora es nuestro turno para contar nuestras propias experiencias mientras nos vais enviando las vuestras.
Por mi parte os voy a contar la primera vez que tuve una moto grande, en concreto una Honda CB 450 DX.
Sin lugar a dudas, cuando te pones a contar la primera vez que cayó en tus manos una moto grande, ese sueño que llevas persiguiendo desde hace tiempo y que por fin lo ves realizado. Te viene a la mente un buen recuerdo o un innumerable número de situaciones que guardas en tu memoria con añoranza. Y seguro que como casi siempre, los comienzos con vuestra primera moto no fueron, ni con la moto de vuestros sueños, ni con los resultados esperados.
Así en mi caso, la “primera moto grande” que cayó en mis manos con la que disfruté como si de la mejor moto del mercado se tratase fue una Honda CB 450 DX de fabricación brasileña que con mucho esfuerzo logré comprar en el mercado de segunda mano, por decir algo, ya que era de cuarta mano y su estado precisamente no era de perfecta conservación. Pero como os digo en aquel momento para mí era la mejor moto del mundo.
Su mecánica robusta y fiable de dos cilindros ya contaba con unos 75.000 kilómetros y aunque me permitía realizar rutas con otros compañeros que rodaban con sus últimos modelos como la Suzuki Bandit 400 o la menos moderna Kawasaki GPX 600, enseguida comencé a ver sus limitaciones frente a motos más modernas. Limitaciones que me transmitía la propia CB resudando aceite por los cilindros, como quejándose del esfuerzo realizado.
Inconvenientes tenía muchos, como la nula protección contra el viento, los frenos capaces de detenerla siempre de una manera muy apurada, incluido un problema en el freno trasero que se llegaba a bloquear si no la usabas a menudo. Más de dos y tres veces desarmaron la pinza al completo en el taller para intentar solucionarlo, sin lograr dar con el problema. Pero era mi primera moto grande, y yo estaba encantado con ella. Con las sensaciones de conducir una moto grande y potente, con la libertad de ir donde quieras y cuando quieras sin más limitaciones que tu cansancio o tu presupuesto. Un mundo nuevo de sensaciones y experiencias aparecía ante mí. Ir a la primera concentración de fin de semana, asistir a un Gran Premio en moto o simplemente salir el domingo a dar una vuelta por la sierra con los amigos.
Además mi CB 450 DX tenía una particularidad, al conducirla sin pasajero y aproximarte a los 120 Km/h parecía que ibas en un barco en vez de en moto, por los “flaneos” continuos que te acompañaban a esa velocidad. Pero curiosamente con pasajero mantenía toda la estabilidad que se le suponía. Menos mal que casi siempre he ido acompañado ya que a MSE (Mi Santa Esposa, para los nuevos) le gusta tanto o más que a mí esto de las dos ruedas.
Después de casi dos años con ella, la vendí en mucho mejor estado del que se encontraba cuando la compre. Su nuevo dueño también era un primerizo, por lo que seguramente muchas de las vivencias que yo tuve, se volvieron a repetir con la misma moto. Lamentablemente al paso del tiempo la ví en un garaje de mi ciudad con un golpe frontal de esos que hacen que una moto con poco valor en el mercado vaya directamente al desguace por la cuantía de la reparación.
Animaos y contadnos vuestra primera vez enviando vuestra historia a: laprimeravezenmoto@motorpasionmoto.com