A veces hablamos de motos que son sorprendentes por su diseño y en otras ocasiones escribimos sobre vehículos de dos ruedas con una mecánica diferente a las demás. Esta vez, este artefacto rodante es especial tanto por su aspecto exterior como por su motor, su ubicación y su modo de tracción.
Talleres pequeños y algunos preparadores han fabricado motos de tracción total (en ambas ruedas) como es el caso de la KTM 990 Adventure del Projekt DT-A; también BMW Motorrad ha patentado un esquema de tracción para la rueda delantera de sus motos a través de un sistema eléctrico. Pero en el caso de The Killer es algo diferente ya que su motor está ubicado en la rueda delantera y su tracción no parte del eje trasero.
Inspirada en un modelo alemán de los años 30
La creación de esta moto nació de un problema de insomnio de Bobby Haas, propietario de una colección de más de 130 motocicletas muy particulares que se pueden admirar en el Museo Haas Moto de Dallas.
Por culpa de la falta de sueño visitó una muestra de preparaciones de motos artesanales en Austin (Texas) y descubrió una moto con una estética Art Decó que inventaron un grupo de ingenieros alemanes en la década de 1930. Dicha máquina se llamaba Killinger und Freund.
Tras descubrir una moto tan diferente a lo que había visto hasta ahora, envió un mensaje a las 3 de la mañana a Craig Rodsmith, un australiano que domina el trabajo con el metal. Necesitaba crear una versión de esta moto tan diferente y necesitaba su ayuda. Pero Craig tenía dudas: habría que crear una moto de tracción delantera con un motor radial dentro de la rueda delantera, algo nada habitual.
Para realizar ese motor tuvo que localizar tres motores idénticos de 60 cc de dos tiempos y los unió para integrarlos en la rueda delantera. A continuación tuvo que determinar el tamaño de la rueda, que finalmente fue de 19 pulgadas.
Matt Carroll, un gran conocedor del mundo de los neumáticos y las llantas le consiguió unas ruedas especiales de ese tamaño y con una condición muy importante: solo tiene radios en un lateral por lo que deja espacio para ubicar el motor en la propia llanta y así deja libres los cables del combustible.
Para arrancar el motor Craig Rodsmith tuvo que inventarse un sistema de arranque eléctrico: "básicamente necesitaba arrancar tres motores de forma simultánea y en un espacio limitado. Luego tuve que fabricar mi propia unidad Bendix para que el motor de arranque se desconectase una vez que los motores estuvieran en marcha", dice Craig.
Para que la rueda delantera traccionase Craig utilizó un embrague centrífugo que encajaba con una rueda dentada que conectaba a su vez con un eje al que estaba atornillado la rueda. Para construir el chasis utilizó aluminio y lo diseñó y trabajó de forma artesanal, sin diseños en 3D, recurriendo solamente a un torno manual, una fresadora de hace 70 años y herramientas varias.
Llaman la atención detalles como el pequeño amortiguador fabricado a mano que sostiene el asiento de aluminio, también el tapón de la gasolina o el interruptor del encendido. También destaca el pequeño tamaño de las cabezas de los tornillos de 1,5 mm de acero inoxidable para que destacasen lo menos posible sobre la estética general.
Según sus creadores, es una motocicleta muy fácil de pilotar aunque con unas sensaciones muy distintas a las motos convencionales de tracción trasera. Al fin y al cabo no es lo mismo conducir una moto que tire de ti a que te empuje.
Vía | Bike Exif Fotos | Grant Schwingle