Ayer os dejé a medias en el camino hacia Finisterre, después de haber visitado el cabo de Touriñán. Entre uno y otro solo hay unos 30 Km por carretera, pero mucho más que un mundo entre lo comercial y turístico de Finisterre y lo desamparado de Touriñán. Si ya os comenté que en Estaca de Bares había gente, en Finisterre no os podéis hacer una idea la cantidad de turistas que había. Incluso hay unos chiringuitos a la entrada donde te venden artesanía hecha con conchas. Dentro del faro se puede visitar una exposición sobre los pueblos cercanos y sus peculiaridades, pero no puedes encontrar ni una sola referencia a Touriñán. Es lo que tiene un marketing de más de 300 años.
En la foto en la que salgo yo podéis observar al fondo a uno de los remolcadores de Salvamento Marítimo, que si a esa distancia ya es grande de cerca debe ser gigantesco. Compartía ruta con dos pequeños pesqueros que iban echando la carrera hasta el pueblo de Finisterre para ser los primeros en descargar la pesca del día. Yo me eché también una carrera con ellos a ver si llegaba a puerto antes, pero con el traficazo de la carretera era una batalla perdida.
Tras hacer noche en Santiago, y dar cuenta de una buena cena en un bar de los aledaños de la catedral me fui a descansar para estar preparado a la mañana siguiente y llegar hasta Salamanca. La salida de Galicia la he realizado mayoritariamente por autovía y un tramo de autopista de pago, más que nada para avanzar a buena velocidad y no echar diez horas en hacer 400 Km. La Derbi en autopista se porta como una moto más grande. Estirando la quinta hasta las 9000 rpm me meto en 100 Km/h lo que al cambiar a sexta baja 1000 rpm y me permite mantener el motor en la zona buena de par con cierta holgura hacia arriba y hacia abajo en recuperaciones.
La autovía de las Rías Baixas tiene unos puertos de aupa, que en algún momento me han hecho llegar a meter cuarta para mantener la moto en algo mas de 80 Km/h, siempre vigilando por el retrovisor para que ningún desesperado dominguero me llevase como mascaron de proa de su flamante todo terreno. Aun así, he tenido algunas palabras con alguno que me ha intentado adelantar raspando el manillar cuando los otros dos carriles estaban completamente vacíos. El motor 125 de cuatro válvulas mientras lo mantengas en su rango de par y potencia mantiene la velocidad y el consumo se mantiene en unos ridículos 3,2 litros a los 100 Km, con lo que la autonomía es 343 Km, pero el testigo de reserva se enciende sobre los 220 Km. Una reserva de casi 120 Km me parece un poco exagerada, pero a lo mejor es que este depósito esta pensado para un motor mas grande, quien sabe lo que veremos en el futuro.
En casi un santiamén me he plantado a las tres de la tarde en Salamanca, donde me he planteado seguir un poco mas después de comer y así acortar la siguiente etapa por Extremadura, que con el calor que hace apetece poco ir vestido “de romano” he seguido un poco mas hacia el sur y he llegado a Plasencia, desde donde os escribo hoy. Mañana tenía intención de llegar hasta Badajoz, pero si me encuentro descansado como hoy, seguramente intentaré llegar más al sur, quizá hasta Sevilla o Cádiz, no se.
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