Era la décima vuelta de la segunda carrera de Imola, la Suzuki GSXR 1000 de Leon Haslam rompía motor y dejaba atrás una larga columna de humo. Una columna que en ningún momento pudo hacer sombra a la alegría que sentía Max Biaggi dentro de su casco. El Corsario es campeón del mundo de Superbikes en Imola, en casa, con Aprilia y el mismo día en el que nació su mayor tesoro, su hija Angelica.
A sus 39 años Max vuelve a la cumbre del motociclismo mundial después de su último título de 250cc en 1997. El destino parecía haberle guardado una última sorpresa antes de que se retirara justo en el año más complicado del piloto que más se ha enfrentado a él, Valentino Rossi. Hoy Biaggi vuelve a sonreír, vuelve a ser feliz y puede dedicar a todos un nuevo logro en su carrera deportiva.
Max Biaggi abandonó MotoGP en 2006 para tener una segunda oportunidad en Superbikes pues en el campeonato de Dorna nadie le podía asegurar una moto competitiva. Así dio un salto arriesgado, inició una etapa que no sería nada fácil en un campeonato que esta mañana calificaba en una entrevista a Eurosport de más “masculino” que MotoGP. Llegó de la mano del equipo Suzuki con el que ya demostró ser un piloto ganador. Un par de años después compartió box con Rubén Xaus en Ducati Sterilgarda y en 2009 fichó por el nuevo equipo que iba a formar Aprilia en SBK.
La temporada pasada dejó claro que tanto Aprilia junto con Biaggi formaba un dúo increíblemente competitivo y este año han dejado a todos con la boca abierta. Es, sin lugar a dudas, el piloto que más se merece el título, tanto por esta temporada como por su trayectoria. Los aficionados italianos que estén en Imola tienen por delante una jornada muy larga con un día memorable para su motociclismo pues Biaggi es el primer italiano campeón de SBK. La próxima carrera de será tan sólo una exhibición.
Foto vía | Aprilia Racing