En Grecia, muchos motoristas llevan el casco... pero en el codo. O directamente ni lo sacan de casa. Para tratar de cambiar esta peligrosa costumbre, el gobierno griego ha lanzado una propuesta radical: o llevas el casco, o en las gasolineras no te sirven. Así de simple.
La iniciativa, bautizada como "No casco, no gasolina", busca reducir la alarmante cantidad de muertes en carretera causadas por la falta de protección en la cabeza.
Medida extrema, nivel: sin casco, no hay gasolina
La campaña no surgió de la nada. Todo comenzó con la muerte de Ioannis Christodoulakis, un chaval de 17 años que perdió la vida en Creta tras un accidente en moto. No llevaba casco y sus heridas fueron terribles.
Impactado por el caso, Emmanouil Rosoudakis, que era el dueño de una gasolinera local, decidió imponer su propia norma: no poner combustible a los motoristas que no llevaran casco. La idea se viralizó y llegó hasta los despachos de los ministros de Salud y Desarrollo, que la adoptaron como una medida a nivel nacional.
La Federación de Gasolineras de Grecia se ha mostrado a favor de la medida y están promoviendo que sus estaciones afiliadas la apliquen también. Lo que pasa es que no todos están convencidos de que sea la mejor solución. "Los gasolineros no son agentes de tráfico", critican desde algunos sectores, y argumentan que el control del uso del casco es responsabilidad de las autoridades, no de los negocios privados. Además, hay dudas sobre cómo se hará cumplir la norma y si se impondrá algún tipo de sanción a las estaciones que la ignoren. Aunque sinceramente, suficiente sanción es no poder repostar cuando tienes el depósito de la moto en reserva.
A pesar de que la ley obliga a llevar casco en moto, digamos que su cumplimiento es más bien relajado, especialmente en las ciudades. Según datos del Ministerio de Salud, el 90% de los ingresados en hospitales con lesiones craneales las sufrieron en accidentes de tráfico. Y aunque el 80% de los motoristas dice usar casco, el porcentaje sigue muy por debajo del promedio europeo, que ronda el 97%. Eso, en comparación con España, es un porcentaje bárbaro.
El ministro de Desarrollo, Takis Theodorikakos, reconoce que el problema va más allá de las normas y que hay un factor cultural de por medio: "Los motoristas son en su mayoría jóvenes y muchos creen que a ellos no les va a pasar nada".
La pregunta del millón es: ¿funcionará la medida? Para algunos, es un paso en la dirección correcta; para otros, una estrategia más de cara a la opinión pública. Los expertos insisten en que la seguridad vial no se resuelve solo con restricciones, sino con educación, controles policiales efectivos y sanciones claras.
Por ahora, "No casco, no gasolina" es un experimento que busca generar conciencia. Queda por ver si realmente cambiará los hábitos de los motoristas griegos o si terminará siendo solo una buena intención con poco impacto real.