La primera, y esperemos que no última, edición del Red Bull Give Me Five celebrada en Valdemorillo, Madrid, se cerró con la victoria de Ryan Dungey por delante del todopoderoso Antonio Cairoli y Marvin Musquin en la categoría Pro después de todo un día repleto de actividades.
En la competición para los jóvenes de 85 centímetros cúbicos Jorge Prado, campeón de España, Europa y del mundo, dio una increíble lección de pilotaje demostrando que con sus doce años es capaz de ir muy, muy rápido, y que es una de las promesas más firmes para el futuro del offroad.
Delante de nada más y nada menos que 9.000 personas he podido ver de primera mano cómo el circuito Motocross Madrid, que conocía de haber entrenado allí, se ha transformado por completo con una inversión de más de medio millón de euros. Las instalaciones han crecido y se ha conformado un complejo de cuatro circuitos en total adaptados a diferentes niveles. Todo presidido por una imponente grada de cerca de 20 metros de alto.
Pero pasemos a centrarnos en lo que nos interesa. El Red Bull Give me Five es una propuesta que no habíamos visto hasta ahora, con un sistema de cinco pilotos por manga a cinco vueltas en el que los mejores se iban clasificando para llegar a la final. La disputa se realizó sobre un circuito que aunaba las bondades de los circuitos de supercross americanos con los de motocross europeos.
En las rondas eliminatorias no hubo sorpresas, y aunque los seis pilotos invitados participantes en el Campeonato de España lo dieron todo no se pudieron clasificar. Aun así los piques entre ellos por los últimos puestos fueron realmente emocionantes, rodando codo con codo. De entre los favoritos el primer pinchazo lo dio Marvin Musquin quien abandonó la primera eliminatoria por problemas mecánicos, obviamente en la repesca no tuvo mayor problema y se metió en la final.
Jonathan Barragán quiso hacerlo bien delante de su público pero se vio realmente ensombrecido por un crecido Jose Butrón. Éste nos hizo soñar con un español en la final cuando en la repesca que le daría acceso salió fortísimo y se puso a liderar la manga, el problema fue que Jordi Tixier (sustituyendo a Jeffrey Herlings) había hecho una mala salida y venía remontando muy fuerte. El duelo entre los pilotos del mundial de MX2 duró hasta la cuarta vuelta, Tixier recortaba distancias muy rápido pero Butrón se defendía hasta que a la entrada de la curva de la contrameta el francés le tocaba por detrás y los dos se iban al suelo teniendo que abandonar.
El enfado de Jose Butrón fue monumental y estuvo a punto de irse a por el francés a reprocharle la maniobra, pero las asistencias se lo impidieron. Nuestro piloto, lleno de rabia pero entregado a su público lanzó el casco, la camiseta y el peto a las gradas para marcharse resignado mientras veía cómo sus posibilidades se esfumaron en décimas de segundo dejando vía libre a Dylan Ferrandis que conseguía el último hueco en la final.
Sobre Jorge Prado no se que puedo decir, ha sido simplemente impresionante ver cómo el chaval con doce escasos años volaba sobre el circuito a lomos de su KTM SX 85 y completaba los saltos casi igual que los grandes. Conseguía el acceso directo a la final donde nos dejó boquiabiertos sacando doce segundos al siguiente clasificado, el danés Mikkel Haarup, y mucho más atrás al finlandés Kim Savaste. Así de contento se mostraba el pequeño Jorge Prado en el parque cerrado:
“A mí este formato me ha gustado mucho, me he sentido muy cómodo en estas carreras. Es diferente a lo que hacemos habitualmente y te enfrentas a él de otra forma”.
Antes de la gran final pudimos disfrutar de una exhibición gracias a Horacio Llorens, campeón del mundo de parapente acrobático. Una auténtica locura ver la cantidad de vueltas que es capaz de dar un hombre en el aire sin perder el conocimiento.
Una vez en la gran final Ryan Dungey, Ken Roczen, Marvin Musquin, Dylan Ferrandis y Antonio Cairoli se veían las caras. En la salida Antonio Cairoli se cometía un error en la segunda curva perdiendo terreno hasta la quinta plaza mientras que Ken Roczen tomaba el liderato y empezaba a poner tierra de por medio. Cuando ya había sacado unos metros y tras el primer paso por meta se iba al suelo en una curva cerrada.
El liderato lo heredaba Ryan Dungey seguido de cerca por Marvin Musquin mientras que Antonio Cairoli empezó a enseñar su verdadero nivel haciendo una gran remontada con la que ya había dado caza a Dylan Ferrandis. Hasta ahora, teniendo en cuenta que es una competición no puntuable, Cairoli parecía dormido pero como no le gusta perder fue quien puso la salsa a la tarde, devorando metros poco a poco, pegando un hachazo a Musquin y siguiendo la estela de Dungey.
Sólo le faltó una vuelta a Antonio Cairoli para impedir la victoria que finalmente fue a parar a manos de Ryan Dungey y así comentaba la carrera:
“Este formato es increíble, en muy poco tiempo te lo juegas todo. La final ha sido emocionante. He logrado adelantar a Musquin en la penúltima vuelta. En la última vuelta he sentido muy cerca a Cairoli pero he logrado mantenerme y ganar."
Tras la carrera no se acabó el evento, ya que Maikel Melero realizó una exhibición de freestyle y posteriormente se puso en marcha el Red Bull Tour Bus para seguir con la fiesta con buena música en una calurosa tarde en el circuito Motocross Madrid. Pero el domingo aun había más, con el Fan's Day un total de cien pilotos aficionados pudieron rodar en los cuatro circuitos junto a los grandes pilotos que el sábado se disputaron la victoria, aunque todos los que fueron sólo a mirar tampoco se lo pasaron nada mal.
De cara al año que viene, que espero que el Red Bull Give me Five vuelva a tierras madrileñas, mejoren algunas cosas. El pase de prensa nos dio acceso a menos sitios de los que puedes pisar con una entrada normal (ni siquiera pudimos pasar a la grada principal) y desde la pequeña zona de prensa no había visibilidad de todo el circuito, lo que nos impidió conseguir mucha variedad de fotos.
Lo peor, sin duda, fue la megafonía. No por los problemas técnicos que dejaron en silencio unos cuantos minutos el evento, sino por unos speakers que se equivocaban constantemente con los nombres de los pilotos, hablaban a la vez y se perdían muchas de los momentos importantes. Sea como sea, fue un sistema de competición divertido, innovador, rápido y frenético. La gente de Red Bull lo ha vuelto a conseguir.
Próximamente os traeremos una segunda entrega con una galería de curiosidades y cosas variopintas que allí vimos.