Me hago esta pregunta después de que, durante el pasado fin de semana, se disputase el Campeonato de España de Velocidad (CEV) en el circuito de Jerez. Si alguno no lo vio, os comentare que, durante la carrera de 125 GP, tanto Adrián Martín del equipo Aspar, como Miguel Ángel de Oliveira, del BQR, mantuvieron una dura pugna por el podio que se saldo con la caída de Adrián Martín tras una embestida del portugués de Oliveira. Alberto Moncayo, que se encontraba tercero de ese grupo, consiguió esquivar de manera milagrosa a Adrián Martín, pero poco falto para que le pasase por encima.
Bien, tras la conclusión de la prueba, dirección de carrera decidió sancionar con la exclusión de la prueba tanto al español como al portugués. Desde aquí quiero aplaudir dicha iniciativa por no consentir este tipo de acciones en carrera y menos entre dos niños de 15 años cada uno. Si hoy se creen que pueden hacer estás cosas ¿que pasara el día de mañana cuando tengan 20-25 años?
Las comparaciones son odiosas, siento tener que decirlo, pero me repugna ver como en un campeonato nacional, este tipo de acciones son sancionadas rápidamente, mientras que la dirección de carrera del mundial de MotoGP, se lava continuamente las manos a la hora de juzgar otro tipo de acciones, como las que lleva protagonizando continuamente Marco Simoncelli durante estos dos últimos años.
Yo comprendo que las motos, como deporte, tienen su parte de contacto; todos los pilotos, absolutamente todos, están buscando la oportunidad, los centímetros que permitan ver un hueco y meterle la moto al rival para así conseguir robarle la posición; pero yo me pregunto ¿a qué precio? ¿hasta qué punto un piloto puede ampararse en esto? ¿en qué punto la acción pasa a ser punible?