![Parece un anillo, pero es el futuro de las motos eléctricas. Consiste en poner el motor en el último sitio en el que imaginas](https://img.remediosdigitales.com/d8fa67/donut-3-2025/450_1000.jpeg)
Si hay una industria que está buscando dar pasos de gigantes, esa es la de la moto eléctrica; en general, la de la movilidad eléctrica. Las innovaciones en este nicho de la industria de las dos ruedas son cada vez más extravagantes. Lo de funcionales lo dirá el tiempo, si acaso.
Hay una marca que va en busca de la democratización de una idea que ya no es revolucionaria por novedad, pero sí lo puede llegar a ser por utilidad y funcionamiento, si es que se llega a popularizar. Hablamos de un motor con forma de anillo que va en la rueda.
Es una empresa... De la propia empresa que lo creó
Los asiduos a la actualidad del motor conocerán bien la Verge TS. Inmediatamente ya identificarán la similitud con este invento: tiene una rueda sin buje en la que se aloja el motor con forma de anillo. En realidad, la idea no fue suya, sino de un viejo ingeniero: Franco Sbarroideó la rueda Sbarro en 1989.
A grandes rasgos, digamos que se trata de una rueda sin buje central, lo que significa que no tiene un eje tradicional y gira alrededor de un sistema de rodamientos en su propia estructura.
El caso, que apareció en la Verge, y ya. Ahora una marca pretende democratizar la idea para todas las motos eléctricas del futuro. ¿Qué marca? Pues una nueva empresa, sorpresa, de los creadores de la propia Verge. Se llaman 'Dontu Lab' y pretenden que todas las motos del futuro lo tengan.
Su plan es expandir la tecnología de motor anular a otros sectores del transporte. En el CES de Las Vegas, mostraron cinco motores diferentes adaptados a motocicletas, scooters, hypercars, camiones y hasta drones. La escalabilidad de esta tecnología permite que estos motores se adapten a distintos tamaños y potencias.
Entre las ventajas de este tipo de motor se encuentran la eliminación de la transmisión convencional (cadena, correa o cardán), lo que reduce pérdidas mecánicas y aumenta la eficiencia. También permite un mejor reparto de pesos, ya que elimina el motor del chasis y lo integra directamente en las ruedas, rebajando el centro de gravedad.
Sin embargo, no todo son beneficios. La Verge TS, que ya usaba esta tecnología, tenía un problema evidente: la gran masa no suspendida. La rueda trasera de la Verge pesa 50 kg, lo que genera inercias que afectan negativamente a la manejabilidad de la moto. Habrá que ver cómo Donut Lab soluciona este inconveniente en sus futuras aplicaciones.
¿Presente, futuro? Un poco de ambas. Si esta tecnología llega a manos de otros fabricantes, sería muy fácil conseguir motos eléctricas que ronden los 200 CV y que se aprovechen de las enumeradas ventajas. ¿El problema? El de siempre: autonomía y precios. La Verge, con el mismo motor, tiene declarados 375 kilómetros de autonomía... Pero vale 35.000 euros.
Fotografías: Donut Lab y Verge