La nueva Yamaha es una especie de moto robot mascota con inteligencia artificial, y en este vídeo da miedito

La nueva Yamaha es una especie de moto robot mascota con inteligencia artificial, y en este vídeo da miedito
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El futuro da miedo. Si hace pocos días hablábamos del proyecto futurista de Yamaha en forma de moto, la Motoroid 2, hoy la podemos ver en plena acción. Es un concepto, pero es una clara muestra de cómo Yamaha se plantea que tu futuro compañero de movilidad personal haga todo esto.

Probablemente es el vehículo que más ha llamado la atención del Japan Mobility Show 2023. Lejos de ser una muestra estática, la Motoroid2 es una moto contorsionista que responde a la llamada de su dueño con solo abrir los brazos. Y da miedo.

Según Yamaha, la Motoroid 2 es "una criatura viviente" que baila y siente

Motoroid Baile 1 2023

Con la Motoroid 2, Yamaha hacía gala de una moto eléctrica inteligente con la que se imaginaba el futuro. Su segundo concepto que dibuja un futuro un tanto distinto, entendiendo las motos como lo hacemos ahora.

Para que nos entendamos, esa moto era más que una moto: era un robot. Tiene dos ruedas y un asiento, pero realmente es capaz de tenerse en pie por sí misma (sistema AMCES), y utiliza inteligencia artificial que la dota de consciencia.

De ese modo, lo más sencillo que sabe hacer por sí misma es sacar la pata de cabra y manteniéndose en pie por su propia cuenta. Pero es que también responde a la voz y acciones de su dueño... ¡Y hasta rota alrededor de sí misma! Practica el contorsionismo y baila, literalmente.

Motoroid Baile 2 2023

El concepto va más allá, siendo esta moto "una criatura viviente" que interactúa con la persona. El espectáculo estaba garantizado, y los asistentes se quedaron tan estupefactos como nosotros al ver lo que Yamaha había preparado encima del escenario.

En el espectáculo se puede ver cómo la moto es capaz de reconocer un rostro humano y luego interactuar con él con un realismo desconcertante. ¿La mejor manera? Con una rutina de baile, porque la moto está hecha toda una bailadora.

La danzarina acaricia a la moto, que retuerce el basculante y menea la rueda trasera, como si de un perro meneando el rabo se tratara. Se puede controlar la moto a través de gestos; una cámara frontal graba a la protagonista, y sigue los mismos pasos, moviendo el chasis al mismo ritmo. La inteligencia artificial hace el resto, gestionando las imágenes de la cámara y datos de la IMU.

Incluso balancea el chasis de la moto para bailar al unísono. La protagonista es capaz controlarla con gestos de la mano: echando la mano hacia atrás, la moto se mueve en reversa, o depende de cómo movamos el brazo, el basculante se retorcerá al mismo tiempo. Un surrealismo contorsionista que da hasta miedo.

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