Hay un factor subterráneo que todo el mundo sabe que está ahí pero no se le está dando la importancia necesaria de cara a la resolución del mundial 2020 de MotoGP. Los motores de Yamaha están muy al límite después de que descubriesen un fallo de fábrica en las válvulas en Jerez. Faltando seis carreras para el final, en Iwata no quedan propulsores nuevos.
Valentino Rossi y Fabio Quartararo utilizaron su quinta unidad en Barcelona, mientras que Franco Morbidelli y Maverick Viñales ya la habían utilizado previamente. El límite de propulsores para esta temporada 2020 es de cinco, lo que quiere decir que a ninguno de los pilotos de Yamaha le quedan motores nuevos con seis Grandes Premios aún por delante.
Mir y las Ducati todavía tienen un motor sin estrenar y otro muy fresco
Esto supone que en las seis carreras que quedan, y en todas las sesiones de entrenamientos, los pilotos de Yamaha tendrán que utilizar propulsores ya usados. La situación es especialmente grave para Rossi, Viñales y Morbidelli, ya que todos ellos perdieron un motor en Jerez y por lo tanto solo disponen de cuatro.
Rossi y Viñales perdieron sus unidades en la cita inaugural, el italiano durante la carrera y el español en los entrenamientos. Luego, en la repetición de Jerez, Morbidelli tuvo que abandonar por un fallo mecánico, y su motor también quedó inservible. Tuvo suerte Viñales de poder salvar el de Estiria tras su brutal accidente.
La situación ahora se vuelve muy delicada para Yamaha. Ya dijo el propio Rossi que tuvieron que correr alguna prueba con el propulsor limitado, y ahora tendrán que hacer malabarismo para llegar al final sin penalizar. Si se monta un sexto motor en alguna carrera el piloto en cuestión tendrá que salir desde boxes.
El que tiene una situación algo más holgada es Quartararo, que es el único piloto de Yamaha que aún dispone de cinco motores y tiene uno bastante fresco, el que descorchó en Barcelona-Catalunya. Pero, aún así, quedan seis Grandes Premios por delante. El bajón de temperaturas puede ser un alivio para Yamaha.
Porque sus rivales están bien. Joan Mir, el segundo en la general del mundial, tan solo ha utilizado cuatro motores de momento, y el último apenas tiene carga de kilómetros encima. Es decir, le queda un propulsor completamente nuevo y otro sin demasiado rodaje, además de los tres restantes que darán el apaño para entrenamientos.
Andrea Dovizioso y Jack Miller, los dos pilotos de Ducati que aún mantienen esperanzas de título, están en una situación similar a la de Mir. Han utilizado cuatro motores y todavía les queda uno nuevo para afrontar lo que queda de mundial. Un factor clave que podría echar por tierra las esperanzas de Yamaha de reconquistar MotoGP.
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