Hace unas semanas hablábamos sobre la AJS E90 Porcupine, la primera (y única) moto bicilíndrica capaz de vender el Mundial de 500 cc. Hoy vamos a hablar de otra moto mítica, la Norton Manx M30, la primera y única moto monocilíndrica vencedora del Mundial de 500 cc en toda su historia.
Al igual que la AJS Porcupine, la Norton Manx M30 no fue fruto de un sólo día sino la heredera del trabajo meticuloso de unos cuantos ingenieros durante la Segunda Guerra Mundial. Trabajo que fue convergiendo en una moto ganadora y que aunaba en si misma soluciones revolucionarias y a la vez sencillas que le permitieron imponerse en los circuitos de la época a motos más potentes como la Gilera 500 cuatro cilindros o la propia AJS Porcupine.
Norton llevaba fabricando motos desde prácticamente el inicio del siglo XX. Pero sus diseños conservaban anacronismos como los chasis rígidos u horquillas por paralelogramos que no eran lo mejor para la competición. De hecho construir uno de aquellos chasis rígidos requería un proceso industrial muy complejo que daba como resultado chasis muy rígidos y demasiado quebradizos.
Rex McCandless, el chasis Featherbed y las suspensión Spring Heel
Hasta que llegó Rex McCandless y aplicó los conocimientos de soldadura adquiridos en las Segunda Guerra Mundial mientras trabajaba en la fábrica de Short Aircraft. El resultado fue lo que más tarde se conocería como el chasis Featherbed (literalmente lecho de plumas). Un chasis consistente en una doble cuna de tubos soldados entre si que unían la pipa de la dirección con la articulación del basculante trasero y albergaba el motor en su interior.
Pero esto sólo era un aparte del avance propuesto por McCandless. Ya que en el mismo periodo de la Guerra Mundial estuvo desarrollando unos amortiguadores adecuados para el basculante que había diseñado para el chasis. Partiendo de piezas de amortiguadores Citroën, McCandless fabricó unos específicos para la Norton Manx. Así se unió el chasis Featherbed con las suspensión Spring Heel y se situó un paso por delante de sus competidores.
¿Y el motor? Porque aquí estamos hablando de una moto con motor monocilíndrico de cuatro tiempos y 500 cc. Pues las soluciones diseñadas por McCandless consiguieron que un motor monocilíndrico fuera capaz de batir en la pista a otros mucho más potentes. El diseño básico del motor procedía de los monocilíndricos de principio de siglo, que habían ido refinándose hasta llegar a utilizar una culata con dos válvulas accionadas por un doble árbol de levas en cabeza movidos por un eje vertical y engranajes cónicos.
Pero el auténtico salto cualitativo en la potencia de estos motores vino de la mano de otro veterano de la guerra, el polaco Leo Kusmicki que había desarrollado la cámara de combustión de alta compresión. Ajustando al máximo el espacio disponible entre la cabeza del pistón y la culata los motores Norton incrementaron en un 20% su potencia máxima, lo que les permitió seguir plantando cara a los multicilíndricos durante casi diez años más.
Pero ahí no acababa lo excepcional de este motor, que se había ido perfeccionando durante muchos años. Lo excepcional era su simplicidad mecánica. Joe Craig, al que ya conocemos de AJS, también puso su ingenio en Norton, consiguiendo que el motor respirase casi a la perfección. Los muelles de las válvulas estaban situados al aire, para prevenir posibles roturas. La transmisión primaria se realizaba mediante una cadena también al aire, con un embrague en seco y una caja de cuatro velocidades. La potencia final, a pesar de la gasolina de 80 octanos que se utilizaba en la época era de 40 CV, lo que permitía a la Norton Manx M30 alcanzar los 218 km/h. El peso del conjunto eran tan sólo 136 kg y se apoyaba en unas ruedas de medida 3,00x18 pulgadas delante y 3,5x18 pulgadas detrás.
Geoff Duke gana el mundial de 1.951
Sólo faltaba un piloto que llevara la Norton Manx M30 a la victoria, y ese fue Geoff Duke, que en 1951 ganó cuatro de los ocho Grandes Premios de la temporada (Isla de Man, Spa-Francorchamps, Assen y Belfast), acabó quinto en Albi (Francia) y cuarto en Monza (Italia). Detrás de él quedaron los pilotos italianos Milani y Masetti sobre sendas Gilera cuatro cilindros. Pero los italianos se pusieron manos a la obra y para las temporadas siguientes Gilera y MV dominaron el mundial mientras que las motos británicas se quedaban como la opción para los pilotos privados que no podía costearse una moto más compleja.
Lo que si que supo hacer Norton fue exportar su tecnología de competición a las motos de calle. Y de ahí surgió una leyenda que todavía hoy sigue viva con las Cafe Racer y las Triton. Pero eso ya lo explicamos en su momento.
Fotos vía | Wikimedia 1, 2 y 3 Información técnica | Grand Prix Motorcycle, Kevin Cameron Ed. Haynes; The Vintagent En Motorpasión Moto | AJS Porcupine E90, la primera ganadora del mundial de 500 cc; Historia del Cafe Racer