Es bien sabido por todos que este año existe una limitación en el número de neumáticos que se pueden utilizar en cada Gran Premio. En concreto, cada piloto dispone de 17 traseros y 14 delanteros, que deben elegirse todos antes del inicio del Gran Premio. Parece que con la experiencia que tienen los 2 grandes fabricantes de neumáticos del mundial - Michelin y Bridgestone -, la elección de los compuestos no debería comportar demasiados problemas. No obstante, y sobretodo en los Grandes Premios que se celebran en épocas del año de climatología variable, esta limitación en el número de neumáticos ha dado ya algún que otro susto.
Existe una gran diferencia entre los neumáticos de este año y los del anterior: en 2006 los neumáticos funcionaban en un rango de temperaturas muy estrecho, y este año, debido a la limitación de la cantidad, se ha tenido que ampliar el rango de funcionamiento, con la consecuente pérdida de adherencia. Diferencias de unos 10º en la pista pueden hacer totalmente inservibles unos neumáticos concebidos para trabajar a una determinada temperatura de pista. El equipo de Valentino Rossi y Colin Edwards, el Fiat Yamaha Team, sigue desde principio de temporada una peculiar estrategia para seleccionar los 17 neumáticos traseros - los más críticos - que se utilizarán a lo largo del Gran Premio. El reparto de estos 17 neumáticos es el siguiente: 2 super blandos para calificación, 5 del compuesto que el equipo considera óptimo para las condiciones de la carrera, 8 de compuestos que podrían funcionar bien a temperaturas diferentes a la considerada por el equipo (2 grupos de 4 neumáticos iguales) y los 2 compuestos restantes para condiciones extremas de carrera, muy diferentes a las consideradas por el equipo. Michelin, de todas formas, siempre aconseja que sean 4 los neumáticos que se dispongan para condiciones extremas.
Así, en Jerez, Rossi y Edwards estuvieron al filo de la navaja durante todo el Gran Premio. Las temperaturas en pista no fueron las que el equipo esperaba, y debido a estos importantes cambios, contaban con un total de 13 de los 17 neumáticos elegidos que no funcionaban correctamente. De esta forma, no es de extrañar que los tiempos durante todo el viernes y los primeros ensayos del sábado fueran más que discretos: Rossi y Edwards se dedicaron a rodar con unos neumáticos que no disponían de la adherencia necesaria para rodar en tiempos competitivos. De los 2 neumáticos para condiciones extremas que disponía Yamaha, fue el sábado al mediodía (buscando una temperatura equiparable a la que haría el domingo durante la carrera) cuando Rossi probó uno de los juegos, y entonces en Yamaha se dieron cuenta que ese neumático les podía salvar el fin de semana, pero en ningún caso darles la victoria. Los neumáticos de calificación funcionaron bien y Valentino Rossi pudo colocarse en la 2ª posición de la parrilla de salida.
Y el domingo, ese extra que necesitaba Yamaha para poder ganar, llegó: la temperatura en la pista gaditana había bajado considerablemente, y el único neumático "bueno" que quedaba para la carrera iba a funcionar a la perfección. Si el sábado en la sesión de calificación la pista estaba a unos 40ºC, la carrera del domingo se disputó con una temperatura en el asfalto de 31ºC. De haber hecho calor, Valentino Rossi era consciente que hubiera tenido una segunda mitad de carrera infernal.
Vía | Solo Moto