Después de las victorias en Mugello y Montmeló, el triplete de Jorge Lorenzo no pudo ser en el Gran Premio de Holanda, aunque el de Ducati nos hizo soñar durante buena parte de la carrera con un nuevo triunfo sobre el asfalto de Assen que podría haber hecho saltar las alarmas en todos los equipos del Campeonato del Mundo de MotoGP.
El viento siempre es protagonista en la catedral y eso a las Ducati no les viene bien. Pese a ello Lorenzo lideró buena parte de las vueltas sin rehuir el cuerpo a cuerpo en ningún momento y aportando su granito de arena a la mejor carrera del año en MotoGP, aunque no acabó como a él le hubiera gustado, terminando séptimo.
"La Ducati Desmosedici aún puede mejorar"
"En Montmeló hice una mala salida pero en Assen he tenido la oportunidad perfecta", declaró Lorenzo, recreándose en una electrónica que funcionó a las mil maravillas. "La suerte fue que todos se movieron hacia el interior de la curva 1 y me dejaron mucho espacio por el exterior, así que aproveché los metros para adelantar a Crutchlow entre las curvas 1 y 2".
Al apagarse el semáforo de Assen la salida de Jorge Lorenzo fue simplemente magistral. El 99 arrancó como un misil desde la décima posición de parrilla para colocarse por sorpresa en la segunda posición a punto de adelantar a Márquez, un adelantamiento que no perdonó al llegar a la doble de derechas asegurando que "me mantuve en el exterior para cerrar la curva pero manteniendo una velocidad alta al meterme por el interior".
A partir de entonces la lucha entre Lorenzo y todos los demás se desató. No sólo fue Marc Márquez contra quien tuvo que verse las caras porque en la carrera de ayer todos los pilotos suponían una amenaza, con un fuerte toque de Rossi incluido en la zaga de su Ducati que nos puso los pelos de punta.
"Fue un momento muy delicado. Perdí el tren delantero y noté el impacto por detrás. No sé exactamente cómo fue, pensé que había sido Márquez intentando pasarme pero luego me dí cuenta de que fue Valentino", aseguró el mayorquín. "Pudo haber sido un desastre porque íbamos todos muy juntos".
Dovizioso, Rossi, Viñales, Rins y el propio Márquez amenazaron a Lorenzo, quien lideró 13 de los 26 pasos por línea de meta. No fue hasta la vuelta 18 cuando Lorenzo bajó la intensidad. Un adelantamiento de Andrea Dovizioso le obligó a ceder terreno y rápidamente cayó hasta la cuarta posición.
El motivo del descenso de su rendimiento fue consecuencia del desgaste producido por el viento y por intentar tirar para escapar de sus rivales. El neumático trasero no aguantó (especialmente en el flanco derecho) y su Desmosedici GP18 se volvió incontrolable. "Con tantos pilotos rodando tan juntos en el mismo ritmo me pasaron muchos pilotos muy rápido y no pude ser parte de la batalla", subrayó Lorenzo.
Pese a no estar contento con el resultado Lorenzo se siente bien con su Ducati aunque reconoce tener que mejorar en algunos aspectos. "Puedo mantener un buen ritmo durante muchas vueltas pero Assen es un circuito extraño con mucho viento y muchos cambios de dirección", apuntó, añadiendo que "la Desmosedici aún puede mejorar en frenada para no esforzarme tanto y ahorrar energía".