Estas son las cinco claves que han devuelto a Jorge Lorenzo la victoria año y medio después
Jorge Lorenzo por fin ha podido desquitarse. Después de varias carreras este 2018 batallando por colarse entre los primeros puestos en carrera, por fin el mallorquín ha conseguido su ansiada primera victoria sobre la Ducati Desmosedici, y precisamente ha sido en casa de Ducati, en el Gran Premio de Italia.
Lorenzo ha salido a por todas esta mañana, pasando de la segunda posición en parrilla a la primera plaza antes de llegar a la primera curva, una posición que no ha abandonado hasta su explosión bajo la bandera de cuadros en Mugello. No ha sido algo casual, tiene su explicación, y vamos a intentar desgranarlo.
El estilo de Lorenzo
Si Jorge Lorenzo destaca por algo en MotoGP es por tener un estilo muy particular. Sus trayectorias son diferentes a las del resto de pilotos y tiene un paso por curva fortísimo, sin apenas parar la moto en comparación con el estilo más stop&go que sin ir más lejos utiliza su compañero de equipo Andrea Dovizioso.
La Ducati Desmosedici tiene muchas ventajas, como una gran capacidad de tracción, una aceleración fantástica y una velocidad punta inigualable en fuerza bruta como ha demostrado DesmoDovi con el récord de velocidad absoluto de 356,4 km/h. Entre sus virtudes no estaban ni una entrada en curva ágil y precisa ni un paso por curva fulgurante, los dos puntos vitales de Lorenzo.
Esta ausencia de apoyo sobre el tren delantero es el que ha llevado a Lorenzo a buscar modificaciones en la GP17 y posteriormente la GP18, tratando de adaptar una moto rabiosa a la finura que el 99 necesita para pilotar a su ritmo.
Con el paso de las carreras y la ayuda de los técnicos de Ducati capitaneados por el amigo personal de Lorenzo, Gigi dall'Igna, han conseguido hacer una Desmosedici capaz de sacar la mejor cara de Jorge. Lorenzo ha logrado sacar el martillo por primera vez como lo hacía sobre la Yamaha YZR-M1.
Un ritmo demoledor
Tal cual. El martillo de Lorenzo ha golpeado duramente Mugelo sobre el yunque de la Ducati. Mirando el vuelta a vuelta es difícil pensar cómo un piloto es capaz de realizar una serie de vueltas de manera tan constante. Lorenzo se ha marcado 19 vueltas consecutivas con un ritmo constante de 1:48 bajos/medios.
Sólo ha bajado a falta de tres vueltas para el final hasta superar los 6 segundos de ventaja sobre un Dovizioso que jugaba en casa, pero es más, la vuelta rápida de Lorenzo ha sido en la segunda vuelta con un soberbio 1:48,106 con el depósito lleno que se ha quedado muy cerca del 1:48,001 de Danilo Petrucci, la mejor vuelta en carrera.
Pocos pilotos son capaces de rodar de manera tan homogénea sin cometer errores, sin referencias y de forma tan implacable como lo ha hecho Lorenzo en Italia.
La elección de neumáticos
Lo hemos visto durante varias carreras este año. Lorenzo ha buscado marcar la diferencia jugándosela en la elección de neumáticos con combinaciones más blandas que las del resto de pilotos y los resultados no han dado sus frutos al acabar perdiendo rendimiento. Pero la elección parece tener fundamento.
Precisamente el estilo de pilotaje de Jorge Lorenzo le permite hacer una conducción poco exigente con los neumáticos. Mugello es una pista agresiva con las gomas y aunque Lorenzo ha calzado compuestos medio delante y blando detrás, sus ruedas han aguantado hasta final de carrera.
Otros pilotos también optaron por combinaciones similares y durante las 10 últimas vueltas pudimos ver cómo Andrea Iannone o Danilo Petrucci eran incapaces de gobernar el tren delantero de sus motos.
Lorenzo en cambio sí pudo mantener el rendimiento de las gomas hasta final de carrera, incluso pese a que las temperaturas fueron más altas de lo esperado para la carrera. "Muchos decían que mi planteamiento era incorrecto, pero he demostrado que no", comentó orgulloso el de Ducati nada más acabar la carrera.
La adaptación de la Ducati a Lorenzo
Durante la temporada y media que Lorenzo lleva sobre la Desmosedici hemos visto que la moto italiana también ha cambiado para adaptarse a las exigencias del español. Primero fueron los agresivos carenados aerodinámicos enfocados a cargar más peso sobre la rueda delantera y hacer que pudiera girar mejor, pero la clave ha sido mucho más mundana.
Después del Gran Premio de Francia tras liderar nueve vueltas en Le Mans y terminar la carrera en sexta plaza, Lorenzo reclamó que necesitaba poder descansar los brazos, que la GP18 no le ofrecía suficiente apoyo en el depósito. Dicho y hecho, en Ducati improvisaron una prolongación del depósito en la parte trasera y los laterales, un aditamento sobre el que agarrarse mejor con las piernas y descargar la presión que se acumula en los antebrazos.
Probaron la solución en Montmeló, le gustó al piloto y la utilizaron en Mugello. Los resultados se hicieron notar pronto con una segunda posición en entrenamientos y la soberbia victoria que se ha regalado este domingo. "Hasta ahora no podía pilotar a mi ritmo más de cinco vueltas sin agotarme, ahora sí", comentó entre sonrisas
La tozudez de Lorenzo
Ha pasado un año, seis meses y 16 días desde que Jorge Lorenzo no se subía al escalón más alto del podio, precisamente desde su última carrera con Yamaha, sabedor de que al año siguiente la puerta de Iwata se le iba a cerrar. Por suerte para él, no ha sido una puerta cerrada para siempre y que posiblemente tras la carrera de hoy esté más abierta que nunca.
Jorge Lorenzo no ha dejado de creer nunca en sí mismo, es un piloto tozudo y no se ha dado por vencido pese a que muchas voces le estaban diciendo que sus teorías eran erróneas a bordo de la Ducati Desmosedici. Ni siquiera en los riesgos en la elección de neumáticos se ha dejado contradecir.
Precisamente, ahora que Lorenzo ha hecho pública su salida de la marca italiana, el 99 ha apuntado que "si me hubieran creído antes posiblemente ahora tendría tres o cuatro victorias", y asegurando que quizá de haber sido así ahora no anunciaría que en 2019 correrá con otra moto, que se quedaría en Ducati.
Esta cabezonería es la que ahora le hace sentirse mal. En el mismo día que logra el sueño de ganar con Ducati también revela que abandona la casa de Borgo Panigale, sabedor de que si le hubieran hecho caso antes podría haberse metido en la lucha por el título. Es más, parte de la tristeza de Lorenzo al realizar el anuncio de su salida es no haber logrado antes esta ansiada victoria y haber cambiado el curso del futuro.
Hace unas semanas cuando Lorenzo trató de negociar su renovación, lo hacía desde el agradecimiento hacia el esfuerzo económico y técnico de la marca, estando dispuesto a bajarse considerablemente el salario con tal de lograr el objetivo con el que había llegado a Ducati: ganar.
Ahora ya poco hay que hacer. Esperemos por el bien del campeonato que Jorge Lorenzo sea capaz de seguir peleando delante con la Ducati hasta la carrera de Cheste y deje su sello en el mundial de MotoGP. El año que viene puede ponerse aún más interesante.