Los éxitos en MotoGP se pagan caros. Ya simplemente la presencia de poner una sola moto en parrilla supone un desembolso millonario. Que esa moto llegue al podio es otro cantar, porque se quiere una inversión bastante más exigente todavía, aunque los números en MotoGP parecen haber sido tema tabú desde sus inicios.
Un equipo relativamente joven en MotoGP que sabe bien cómo gestionar los presupuestos es KTM. Los de Mattighofen aterrizaron oficialmente en el mundial en 2017, y hasta que han llegado al podio, han pasado unos cuantos años, pero lo han hecho, y ahora detallan lo que les ha costado (económicamente) llegar a ello.
Yamaha, Ducati… Fábricas que llevan años y con las que solo se puede luchar con dinero
En su día ya hablamos sobre los costes de meter una moto en el mundial, concretamente, en la categoría reina. Decíamos que es una cuestión nada fácil de responder en el sentido de que en una máquina hay muchos componentes y, sumando todos y cada uno de ellos, podían llegar hasta los dos millones de euros.
Esa cifra se quedaría en nada si cada equipo quiere que la moto triunfe y logre subir hasta el podio. El ejemplo más claro es el de KTM, que en la última temporada consiguió dos podios (dos victorias) con Miguel Oliveira y otros tres con Brad Binder (tres segundos puestos en el cajón del podio). Cinco en total.
Los austriacos ya tenían presencia en el mundial a través de las categorías benjamina e intermedia, pero para la cúpula del grupo determina “los éxitos en Moto3 y Moto2 no eran de interés para nadie y no crearon el spin-off que esperábamos”, con especial fijación en los mercados asiáticos, según recoge Speedweek.
Ahora bien, subir a MotoGP y luchar contra motos que llevan años de ventaja en desarrollo solo se puede paliar con una cosa: el dinero. Para Stefan Pierer, el CEO de KTM, “se necesita un presupuesto enorme para un proyecto así”, especificando que “estamos hablando de unos 70 millones de euros brutos solo para MotoGP”.
Pierer revela que “si quieres estar en el podio, las cifras son estas”. Nada que ver con los números que manejan en Moto2, que es incluso más económico que participar en Moto3. ¿El motivo? Los motores de serie, que utilizan el propulsor tricilíndrico de 765 cc de Triumph.
Sin embargo, desde KTM dicen que “solo en MotoGP se puede medir un rendimiento real”, y detrás de todo el tinglado mundialista hay una cuestión de “notoriedad de marca” con el fin de “Percibir a KTM mucho más fuerte”, y parece que han conseguido su fin: “El plan para recuperar los costes de MotoGP a través de ventas adicionales funcionó”.
Ya el año pasado cerraron un año de récord con más de 330.00 unidades vendidas en todo el grupo (KTM, Husqvarna y GasGas), y a falta de datos del corriente año, eso supuso un incremento del 23 % respecto a 2020, cuando vendieron 270.407 motos.
En ese caso, la presencia del grupo en las categorías inferiores del mundial se reduce a tener “atención mediática como fabricante en MotoGP”. Parte de ese éxito también se debe a Red Bull, que pone sobre la mesa una gran suma de dinero para hacer frente a los costes y tener presencia en un equipo de élite.