Probamos el Monster Energy Supercross 25: un simulador de motos, barro que se deforma y mucho realismo

Probamos el Monster Energy Supercross 25: un simulador de motos, barro que se deforma y mucho realismo
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Si alguna vez soñaste con sentir en los pulgares lo que es volar por los aires a lomos de una moto rugiendo entre los gritos de un estadio abarrotado, Monster Energy Supercross 25 ya está listo... En nuestras manos y en las de todos, porque acaba de salir a la venta.

Esta nueva entrega, desarrollada por los italianos de Milestone (MotoGP, Ride...), no es una revolución total respecto a lo anterior, pero sí un paso firme hacia una experiencia de motocross más técnica, más exigente y, en muchos sentidos, más cruda. Quedaos con esto último.

Si te gusta el off , los saltos y las motos... No te lo pienses mucho, porque ha mejorado mucho

Nada más arrancar el juego se nota la ambición. Los tiempos de carga son breves, el diseño de los menús es limpio y directo (más que antes), y la puesta en escena está al nivel de lo que uno espera de un título oficial del AMA Supercross.

Los estadios, repletos de luces, pantallas y humo artificial, imitan el espectáculo televisivo con bastante fidelidad, aunque todavía queda un margen de mejora en el comportamiento del público y en las animaciones del piloto, que sigue pareciendo más un muñeco que un humano cuando se baja de la moto. Pero bueno, hemos venido a jugar encima de una moto, no bajo ella. Detalles mínimos y sin importancia.

El núcleo de Supercross 25 es, como era de esperar, la conducción. Y aquí es donde Milestone ha apretado el acelerador con ganas. El juego ha sido reprogramado bajo el motor Unreal Engine 5, y se nota tanto en lo visual como en lo que no se ve a simple vista: las físicas. Conducir ya no es simplemente mantener la línea y pegar saltos con estilo. Ahora hay que medir bien la entrada y la salida de cada curva, calcular los ángulos de aterrizaje, anticiparse al terreno que se deforma con el paso de las motos y, sobre todo, tener un pulso fino para no acabar rebozado en barro a la primera de cambio. De hecho, os diré que cada vez se parece más al juego de MotoGP en este sentido. Rozando la simulación, aunque muy arcade todavía.

Supercross 4 2025

El comportamiento de la moto y del piloto ha ganado enteros en realismo. Las suspensiones reaccionan a cada irregularidad del circuito, y si no sabes cómo aterrizar tras un salto largo, la caída te hará pagar la torpeza sin contemplaciones. La IA rival, además, ha sido mejorada con un sistema de aprendizaje dinámico que simula decisiones humanas con bastante acierto. O sea: si en la curva anterior le cerraste el paso a un rival, prepárate porque en la siguiente igual te devuelve la jugada con intereses. Esto ya lo vimos en RIDE 5.

En lo técnico, el juego brilla literalmente. Los reflejos sobre el barro, las partículas de tierra flotando bajo los focos del estadio, la deformación progresiva de las pistas y el efecto de velocidad en los saltos están cuidados con mimo. Eso sí, no esperes una revolución gráfica que te haga caerte de la silla: el cambio a UE5 da más músculo al conjunto, pero algunas animaciones y detalles menores siguen sintiéndose rígidos o reciclados de entregas anteriores.

Supercross 2 2025

La oferta de modos de juego es generosa y suficientemente variada como para mantenerte enganchado un buen puñado de horas. El modo carrera, como siempre, te lleva desde las categorías inferiores hasta la élite del Supercross, pero esta vez añade una ligera capa de gestión en forma de decisiones sociales, relaciones con patrocinadores y reputación. No es un modo historia con drama y cinemáticas, pero le da algo de profundidad al camino del piloto.

El multijugador sigue en buena forma, tanto online como en pantalla dividida. Las partidas son estables, el matchmaking es razonablemente rápido, y la experiencia se vuelve mucho más disfrutable sabiendo que los errores los comete otro ser humano que también está tratando de no comerse un triple salto de frente. Además, el modo editor sigue siendo una joyita para los creativos. Puedes diseñar pistas, personalizar equipaciones y ahora incluso tunear cascos y motos al detalle. Hay horas de entretenimiento solo en eso.

Supercross 3 2025

Ahora bien, conviene avisar que este no es un juego accesible para todo el mundo. La curva de aprendizaje puede llegar a ser brutal. El juego no perdona. Y aunque hay tutoriales que te enseñan lo básico, dar el salto a una carrera real, con rivales agresivos y una pista que castiga cada error, puede ser frustrante. No es una experiencia arcade de fin de semana: es una especie de simulador encubierto que exige paciencia, práctica y cierta tolerancia al fracaso.

El apartado sonoro cumple sin más. Los motores suenan como deben sonar, hay buena ambientación de estadio y los choques retumban con contundencia. La música, en cambio, pasa desapercibida y no aporta demasiado. Es funcional, sin destacar.

Supercross 5 2025

En resumen, Monster Energy Supercross 25 no es perfecto, pero sí es el mejor punto de madurez que ha alcanzado esta saga hasta ahora. Tiene músculo gráfico, exigencia jugable, variedad de modos y un nivel de detalle que agradará especialmente a los fans del motocross competitivo. No es un juego fácil ni pretende serlo, pero si te gusta la disciplina y estás dispuesto a sudar barro digital, es una experiencia que vale la pena vivir.

Es un juego recomendable y divertido para todos los amantes de las motos, y uno que puede enganchar fuerte a quienes disfrutan domando bestias de dos ruedas en escenarios imposibles. Volar, caerte, volverte a levantar. Ese debería ser el lema.

Imágenes | MPM

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