Es algo que no me cabe en la cabeza, pero no es ni la primera ni la segunda vez que alguien intenta convencerme de que sus circunstancias le han obligado a deshacerse de las motos, que no caben en su vida... Y siempre tengo la misma sensación: Que los que intentan convencerse son ellos mismos.
La excusa favorita son los niños. Cuando mi mujer se quedó embarazada, no fueron pocos los que nos preguntaron "Bueno, ahora os desharéis de las motos, ¿No?". Mi cara siempre fue la misma: Como si se me apareciese un marciano en el Mercadona y me espetase "Klaatu Barada Nikto!". ¿De qué me estáis hablando? ¿Dejar las motos?
Toda esta disertación viene porque, buscando fotos de la Puch Condor (pensando en iniciar una serie de post "motos de nuestra vida") me he encontrado con el blog de Ángel y, en él, un post con las motos de su vida... Y pienso: Un tío que con 16 años se pegó un verano trabajando para comprarse una moto a escondidas y, por lo que deja entender en el post, ¿Ahora está sin moto? Si me lees, Ángel, entiende este mensaje como el de un colega del asfalto que te echa de menos...
¿Por la edad? ¿Falta de gente con la que salir? ¿Miedo? Es que no se me pasa por la cabeza. Salgo con grupos de gente en los que hay desde novatillos veinteañeros con sus primeros trastos de quincuagésima mano hasta veteranos cincuentones que han vivido tiempos de platinos y arranques a patada y ahora disfrutan las mieles de la plenitud a bordo de sus cómodas BMW... Para mí, la moto es una compañera en la vida... ¿Dejar la moto? ¿De qué me estáis hablando?