Una de las armas más habituales a la hora de cometer delitos o infracciones son los vehículos. Las motos especialmente, por su habilidad y agilidad en todo tipo de situaciones. Y en ciertas partes del mundo se está extendiendo un curioso fenómeno: el de doblar o duplicar las matrículas para librarse.
Francia es el ejemplo más cercano: en poco más de una década se han multiplicado los dos los casos de matrículas duplicadas. La realidad es que se utilizan para cometer delitos e infracciones, así que los galos van a poner una solución que ya quisiéramos tener también en España y en cualquier otra parte del mundo.
Modelo a la española... Y del resto de países europeos
Francia tiene un serio problema con las matrículas duplicadas. Los datos del Ministerio del Interior galo revelan que los casos se han duplicado en poco más de una década: en concreto de 13.600 casos en 2010 a los 22.008 de 2022. Y eso solo refleja las denuncias; la realidad debería dejar cifras aún mayores, teniendo en cuenta que muchos ni lo saben ni lo denuncian.
Puede que no haga falta explicarlo, pero por si acaso, se utiliza comúnmente en actos delictivos como el robo de combustible en estaciones de servicio, eludir el pago de peajes y multas de tráfico, y en algunos casos, para cometer delitos graves como robos y secuestros sin ser identificados por las autoridades. Este fraude permite que el vehículo circule sin levantar sospechas, ya que aparenta tener una matrícula legítima y perteneciente a otro vehículo, dificultando el rastreo y la identificación.
Esta actividad delictiva empezó a puntear en los años 2000, cuando se empezaron a instalar los primeros radares de velocidad. Evidentemente es una práctica prohibida, y en Francia se castiga con penas de prisión de hasta siete y años, multa de 30.000 euros y la retirada de 6 puntos del permiso de conducir.
En el fondo es algo que las propias leyes propician. ¿Quien puede comprarse una matrícula y duplicarla? Cualquiera, literalmente. En Francia no es obligatorio ceder los datos ni la identificación a la hora de hacer una matrícula, por lo que cualquiera lo puede hacer.
Por eso ya han presentado un proyecto de ley destinado a erradicar esa facilidad. En lugar de permitir su venta sin más, la propuesta pretende que todo aquel que quiera una matrícula presente su documento de identidad y el permiso de circulación de la moto o coche.
Algo tan básico no era obligatorio en Francia, que ha copiado el modelo español. Aquí es de imperativo legar para vender una matrícula que el vendedor requiera al comprador su DNI y permiso de circulación del vehículo, exactamente igual que pretende hacer Francia a partir de ahora.