
Hay historias que merece la pena conocer, y que son fruto de la más pura casualidad. Que se lo digan a John Penton. Su historia empezó con un cariz triste, pero acabó con una marca de motos muy importante respaldándole: BMW.
Tenemos que remontarnos muchos años atrás para conocer su historia. De hecho, BMW ni siquiera había llegado a Estados Unidos (por si no habías intuido que el nombre de John Penton es puramente yanqui). Entonces, rompió un récord trascontinental, sin quererlo ni beberlo. Pura terapia motera.
De costa a costa... Y récord mundial para BMW sin quererlo ni beberlo
BMW Motorrad (la división de motos) nació el 28 de septiembre de 1923. Pero su internacionalización trascontinental no se dio hasta finales de los años '60. Entonces la fábrica alemana quiso expandirse por territorio norteamericano, y qué mejor manera de hacerlo que con una figura de marketing. La publicidad es importante ahora, pero ya lo era entonces, y no poco.
Entonces se sirvieron de un concesionario. O más bien el concesionario lo hizo por su mano y BMW se aprovechó de ello. La idea era vender motos, y qué mejor forma de vender motos que demostrando que son fiables y duraderas.
Sería un concesionario, Butler & Smith, quien se encargaría de las operaciones en la Costa Este, y la distribución en la Costa Oeste quedaría delegada a la Flanders Company de Pasadena, California. Fue en el '69 cuando la primera compañía se haría cargo de la distribución en todo Estados Unidos y en mayo de 1970 estableció una nueva sede y centro de importación en Norwood, Nueva Jersey.
Pero antes de todo eso, se preocuparon, y mucho, de demostrar que las BMW eran motos adaptadas al mercado norteamericano. Y tiene sentido: cuando piensas en carreteras americanas, piensas en largas distancias, autovías ('highways') interminables y claro, para eso hacen falta depósitos grandes.
Las R 50 y R 69 eran las motos de larga distancia por excelencia. Así que un concesionario de Ohio compró una BMW R 69 para hacer la prueba. Y es aquí donde entraba John Penton, motorista de profesión.
Se subió a la moto apuntando la rueda delantera a Los Ángeles. Salía de Nueva York. Eso eran casi 4.500 kilómetros en línea recta. Lo logró, pero tardó 52 horas y 11 minutos sobre la moto de 600 centímetros cúbicos. La moto estaba de serie, a excepción del tanque de combustible, que era un poquito más grande. Era lo que querían demostrar.
BMW utilizaría y contraría a Penton como figura marketiniana en Estados Unidos. Pero el 'quid' o giro dramático de esta historia viene detrás: en el porqué de todo ese viaje, de por qué Penton se marcó ese viaje y ese récord transcontinental.
Lo contaría años después en una entrevista a Motorcycle Classics. Se describiría en aquella época como un "tipo confuso", y justificó ese viaje a que su "esposa acababa de morir y yo me quedé con tres hijos. Estaba un poco confundido".
¿Y qué es lo que hacen los moteros (que no motoristas) cuando algo va mal? Subirse a la moto, a rodar; terapia, lo llamamos. Eso hizo él cuando su mujer falleció. Dejó a sus hermanos a cargo de sus hijos y salió a despejarse. "Mi hermano Ted me dijo que simplemente saliera a conducir".
Y vaya que si condujo: 12.000 millas hasta México. Pero ese no fue el viaje de su vida. Volvió a casa, Ohio, y su hermano le propuso hacer y batir el récord de costa a costa.
Quería hacerlo con una BMW: "Con cualquier otra marca, me estaría engañando a mí mismo", dijo, y agregó: "Era una moto moderna. Era una moto absolutamente de serie. Si hubiera conducido una Harley, habría tenido que usar un vehículo de apoyo. Con cualquier otra marca, habría tenido que llevar aceite, cadenas y repuestos". Pero con la BMW no. Y así acabó siendo la figura que catapultó a BMW a la gloria yanqui.