Así es, por mucho que parezca una broma no lo es. Las motos más o menos modernas se están librando de los radares de última generación instalados por el gobierno holandés al no ser detectadas por el sensor. Los pocos componentes metálicos que llevan - si las comparamos con un coche - y haber sustituido muchos de estos por plástico y otros materiales hacen que pasen desapercibidas ante la "última generación" de radares.
Los nuevos compañeros de las carreteras de los Países Bajos dependen un sensor en el asfalto que tiene la función de detectar si el vehículo que pasa en ese mismo instante va a una velocidad adecuada o no y, en caso de no hacerlo, mandar la señal al radar para sacarte una de esas fotos en marcha que tanto nos gustan a los moteros.
Pero el tiro les ha salido por la culata. El colectivo motero, que era uno más de los principales objetivos de los radares, se ha visto beneficiado al no ser detectado por el sensor. De este modo el gobierno tendrá que poner una buena cantidad de dinero encima de la mesa para arreglar este estropicio que, por cierto, también ha salpicado a Bélgica. Allí también se decidieron por este modelo y han tenido idénticos resultados.
Aquí en España sabemos hacer las cosas bien y hace meses ya que disfrutamos de la última tecnología en nuestras carreteras. Lo que se resume en que hemos vuelto a meter un gol a los holandeses. Bromas aparte, si desde el gobierno se deciden a comprar un lote de estos al menos que tengan en cuenta el error garrafal que han cometido nuestros compañeros europeos y así evitar un despilfarro económico.
Vía | Motorbiker En Moto22 | Los nuevos radares de la DGT